Adiós a Zapadores Ciudad del Arte en Madrid norte

La primera vez que acudí al Museo Zapadores Ciudad del Arte en el norte de Madrid, me quedé estupefacta. 23.000 m2 albergando colecciones permanentes de grandes artistas contemporáneos, nacionales e iberoamericanos, de finales del XX y principios del XXI. Son 1.500 obras, la mayoría de gran formato. Además, veintiocho pintores y escultores tienen allí talleres propios y también es residencia temporal para los internacionales. Todo ello posible y llevado, por dos únicas personas: Francisco Brives y Néstor Prieto. 

El disfrute en mis sucesivas visitas iba en aumento, detenerme ante cada pieza, escuchar su historia, sentir la expansión de mi mente…Y eso, se ha acabado. Hace tres días recibí la noticia de su desalojo: había finalizado el contrato de alquiler de las naves, cierto, pero la desidia de todos los partidos políticos en general ha sido la causa de su fin. Ante semejante disgusto, me puse en contacto con sus dos codirectores y quedé con ellos para charlar en su otro museo, La Neomudéjar. 

Francisco y Néstor son una extensión de los espacios que habitan, como pinceladas en movimiento que van saltando de algunas piezas colgadas en esas paredes rezumando historia. Si Zapadores nació y creció en los antiguos cuarteles de Fuencarral, La Neomudéjar lo hizo en un edificio de la antigua estación de tren de Atocha. De ese modo, las capas que conformaron el espíritu de cada obra de arte surgen enmarcadas en los diferentes estratos del paso del tiempo. 

La idea de este formato les surgió tras conocer el PSI de Nueva York, originalmente el almacén de las obras del MOMA. 

    —Siempre que nos enfrentamos a un proyecto tenemos una mirada internacional —me dice Fran—. En este caso lo investigamos a fondo y quisimos traerlo a Madrid como un regalo a nuestra ciudad. Siete años después de inaugurar La Neomudéjar sentimos la necesidad de expandirnos ante la enorme colección de Arte Contemporáneo. Fue entonces cuando alquilamos a ADIF el gran espacio para Zapadores. Lo arreglamos todo sin contar con ningún tipo de ayuda: puertas, ventanas, tabiquería, electricidad… En el 2017 ya estábamos dentro. Pero un año después Carmena destapó la operación Chamartín con todas las administraciones a favor.

    —Pensamos que iría para largo, pues de hecho el proyecto llevaba treinta años en un cajón. En cambio el tiempo fue acortándose y no hemos parado de luchar durante los dos últimos años en busca de una solución. 

Francisco y Néstor han estado pidiendo ayuda a todos los dirigentes políticos cuyo resultado ha sido la falta de interés. Silencio para ellos como respuesta y silencio para el resto de los ciudadanos; que no se sepa ni que existe este problema.

    —La diversidad de gobernabilidad con unos partidos políticos en el Gobierno Central, otros en la Comunidad, e incluso esa dualidad de que el Ministerio de Cultura pertenezca a un partido y el PSOE tenga una oficina de asuntos culturales que llevan por otra parte, ha dado como resultado el pase de la pelota de unos a otros —afirma Néstor.

Les recriminan su falta de visión, su ineptitud.

    —Cuando tienes un desarrollo de semejante envergadura en la que están en juego miles de millones, la inversión que puede suponer el traslado a otro espacio de la ciudad es una limosna —sonríe Fran con amargura—.Ni siquiera hemos tenido un diálogo proactivo con una institución museal. Nos han tratado como mindundis cuando somos miembros de ICOM como museo con colección, Patronos del IAC, Instituto Arte Contemporáneo, Cofundadores de la Plataforma de Espacios independientes de Madrid, colaboradores activos de MAV Mujeres en Artes visuales y hospedamos a AVAM, Asociación de Artistas visuales de Madrid. Zapadores, Ciudad del Arte, ha sido la única institución española invitada a las Ferias Internacionales de Arte de Palm Beach y a la Art Show de Los Ángeles. 

Todo lo que es el tejido independiente de Madrid se está desmantelando. Somos nota disonante —continúa—. Hay otro tipo de intereses. Pero la gente no entiende que el Arte es el sistema más conservador del mundo y la primera inversión es el tiempo. Ningún coleccionista va a hacer un desembarco económico si no se brinda una temporalidad de mínimo cuarenta o cincuenta años.

Hablan de Tita Cervera, de su lucha y resistencia encomiables. En otro país la hubieran extendido una gran alfombra roja.

    —Aquí no puedes crear un foco cultural de nivel internacional por como funcionan los ciclos políticos —apunta Néstor—. En España atienden al capricho y desmantelamiento de lo que ha hecho el anterior gobierno. Se invita a un artista internacional a que exponga en un espacio, se da la noticia, se hacen la foto de turno y años después, con el cambio político, ya se han olvidado.

    —Lamentablemente hemos querido trasladar a Madrid un proyecto de gran viabilidad en otros países europeos. Pero aquí no estamos preparados, y este es un problema que afecta a todos los espacios independientes y a los artistas que trabajan con independencia.

Tras despedirme de ellos tengo dos cosas claras. Que con el cierre del Museo Zapadores hemos perdido todos y que la cultura, como sucede en Francia, debería ser cuestión de Estado. Inamovible.