Dies irae

La batalla de Israel

El Antiguo Testamento, en su libro Levítico, estableció el principio de la conocida como Ley del Talión: “Ojo por ojo y diente por diente, mano por mano, pie por pie”. El Antiguo Testamento está vigente en los libros sagrados del judaísmo, que son la Torá, el Tanaj y el Talmud. Luego el pueblo judío recibe hoy la misma doctrina que estableció Abraham en el S.V antes de Cristo.

Jesucristo, también judío, quiso superar esa vieja ley. En el sermón de la Montaña (evangelios de San Lucas y San Mateo) instó a sus seguidores a “poner la otra mejilla” a devolver bien por mal, para superar la venganza como forma de actuar, tal y como la había establecido el Antiguo Testamento. Propósito gigantesco, más aún si se mira la época en que fue proclamado.

Para mi tengo que este precepto evangélico es de los que menos practicantes ha tenido entre los cristianos. Ni reyes, ni países, ni fuerzas bajo el manto de la cruz recuerdo yo que hayan practicado tan admirable mandato; tal vez por su intrínseca dificultad, enfrentada directamente con los instintos más básicos del humano. Pero no cabe duda que es un ideal y, como todos los ideales, está ahí para intentar guiar nuestras conductas y moldearlas a su admirable exigencia.

La tercera religión monoteísta es la mahometana. Hablar de las religiones siempre se presta a equívocos porque dicen los textos que en España hubo un Islam tolerante, culto, que convivía con judíos y cristianos en armonía… pero eso fue hace muchos años. Del islam que conocemos, todo es odio, crueldad y venganza. Contra los judíos, contra los cristianos, contra ellos mismos (sunitas y chiitas se odian) Los ejemplos más espantosos de segregación contra las mujeres (en Irán, en Afganistán, en África)  son perpetrados por regímenes islámicos. Su propio libro sagrado, el Corán, contiene versículos que instan a la guerra contra el infiel.

Desde que los judíos tienen un país, Israel, saben que van a por ellos. Y que si pierden una batalla será la última, desaparecerán de la faz de la Tierra. Han librado muchas, muchas, guerras. En todas han salido victoriosos, por varios motivos. Gozan del apoyo de EE.UU. país que acogió muchos judios y donde se han enraizado de manera poderosa. Tienen un sentido formidable de la organización. Su inteligencia (que no sabemos si atribuir a ese instinto de supervivencia que les obliga) diseña estratagemas tan asombrosas como esos artefactos que explotaron al mismo tiempo en las manos de los dirigentes de Hezbolá, que ya no se atreven ni a tirar de la cadena del retrete (dicen que los muy dirigentes tienen retretes)  

Se recuerda hoy la matanza del 7 de octubre. Milicianos de Hamás entraron en Israel y asesinaron a más de mil civiles, secuestrando a doscientos. “Alá es grande” proclamaban mientras asesinan. ¿Es eso una religión? Para una parte mayoritaria de los países musulmanes de la zona el único sentido de su vida es aniquilar a los judíos, exterminarlos. Nacen en el odio, se educan en el odio y van al cielo si es matando infieles. Si no pertenecen a las organizaciones armadas terrorista (Hamás o Hezbolá) las votan y siguen sus consignas.  

Es claro que Israel se ha dicho “Hasta aquí hemos llegado” No es que Netanyahu sea de extrema derecha, ni sionista furioso, ni rojo perdido. Es que ha decidido que no puede permitir que quienes quieren destruirles vuelvan a organizarse, regresen a los túneles, esperen diez años y persistan en buscar de nuevo su aniquilación. “No, mirad bien: aniquilación por aniquilación, ahora os toca a vosotros”

Nadie con un mínimo de humanidad puede ver cómo se masacra a inocentes, mujeres o niños, en Gaza. Nadie. Pero nadie puede comprender que un sistema de espionaje capaz de hacer explotar en las manos los móviles de todos sus enemigos, no sea capaz de terminar con los milicianos de Hamás. Salvo porque esas malas bestias se ocultan en los sótanos de los hospitales, ponen las bocas de sus túneles en los colegios, se compinchan con algunos tarados de la ONU y hacen por esconderse donde creen que no se les va a encontrar…. o si se les encuentra no les van a disparar por respeto a los civiles.

 En esto sí que advierto una ruptura radical de las convenciones humanitarias. Israel ha decidido aniquilar a Hamás. Si Hamás se oculta bajo las faldas de pobres mujeres y de inocentes criaturas…es su opción. Ellos tienen que morir donde quiera que se encuentren (ojo por ojo) Tal vez un cristiano no pusiera la otra mejilla. Pero no se sentiría a gusto atravesando inocentes para ensartar al asesino (aunque las atrocidades de los cristianos no tienen nada que envidiar a estos episodios)  pero el ejército de Israel tiene que eliminar a Hamás pese a quien pese. Y su “ojo por ojo…” no le es freno sino acicate.

Si esos musulmanes fanáticos hubiesen devuelto a los rehenes, que era una decisión simple, limpia y sin contradicciones, la tensión bélica de habría reducido de manera significativa. Pero es mejor que Israel les bombardee en sus refugios, con miles de civiles de comparsas.

Y Netanyahu, no por extremista de derechas, ni por sionista, sino porque está hasta los huevos, ha decidido cambiar el mapa de la zona. Ahora va a mutilar a Hezbolá en Líbano; en pocas semanas quedará en la raspa. A los hutíes de Yemen les llegará en turno en seguida. Y en Irán, que es la madre, la mentora, la primera en el odio a Israel, debe producirse un cambio de régimen. Basta ya de Ayatollahs barbudos, de burkas, de mujeres sacrificadas como escoria…¿Dónde está escrito ese destino inmundo de la mujer iraní?

Israel, por su propia supervivencia, deshará lo que los países occidentales no solo impidieron sino que propiciaron: llevar a Jomeini a Teherán, echar a Reza Palevi e instaurar un régimen islámico, origen de todas estas desgracias. ¡Idiotas occidentales, miopes yanquis, engreídos franceses! (a Jomeini le tenían en París como a un dios)

Solo hay que pedir que ni los Borrel, ni los Macrón, ni los Biden, ni ningún otro cráneo privilegiado, le quiten la idea de la cabeza. Objetivo inmediato: cambiar el régimen en Teherán por otro que odie menos, discrimine menos, ahorque menos a los homosexuales, vuelva a sus mujeres a la vida y deje los turbantes para lo que son; para los bailes de disfraces.