La mirada de Ulisas

Buena mar para el navío Claudia Sheinbaum

LA MIRADA DE ULISAS no puede impedirse de felicitar a la nueva presidenta de México, Claudia Sheinbaum. Es la primera mujer en ocupar dicho cargo, hasta ahora vedado a la mujer en este país latinoamericano del norte. Una nación que lleva 200 años de independencia. Sin embargo, es considerado uno de los países más machistas de Latinoamérica. Representa un éxito rotundo su arribo a la presidencia, luego de haber ejercido el puesto de alcaldesa de una de las ciudades más pobladas de América, bien caótica por su tamaño y la densidad de su población. Además, problemática por los niveles de violencia que operan en el perímetro urbano. La nueva presidenta electa promete continuar con las políticas de su antecesor, lo que le aseguró la victoria con una amplia mayoría en la elección. En su discurso menciona el peso ancestral de la mujer como un móvil que la impulsa para llevar su labor por lo alto. Es una mujer preparada con una profesión que le permite parámetros lógicos y certeros debido a su inclinación científica y racional. Su línea de gobierno tiene tintes de gran humanismo donde las clases menos privilegiadas tendrán su apoyo. Se considera una mujer de justicia en un país regido por la violencia y el narcotráfico. Tiene como meta primera erradicarlo. ¡Asunto nada fácil!!!

Se considera una científica, siendo ingeniera, que defiende la ciencia con un enfoque que da luces en el manejo de un gobierno. Un timonel que orienta los programas con cabeza y sin tanta emoción al dejar en claro las ecuaciones y los cálculos para hacer de su administración un dechado de virtudes. Se propone combatir los agudos grados de violencia que ocupan a gran escala a México. De seguro no le temblará el pulso y sabrá poner los hilos bien templados para orquestar el manejo del país. A sus 61 años, en plena edad de la sabiduría, deberá ponerle coto a los problemas que aquejan a México, un país entrañable que ha dado tanta cultura. La ha regado por varios continentes para señalar la riqueza de su historia, su música, su arte en general y sus tradiciones. Al posesionarse el 1 de octubre, ya dentro de pocos meses, empezará a mostrar en su nuevo trono el calibre de mujer que es. Se opuso al presidente López Obrador en las políticas sobre el manejo del Covid, siendo alcaldesa de la capital por considerar que sobre la economía primaba la salud del pueblo. Mujer de izquierda y de grandes convicciones no deja de reconocer sus raíces de mujer judía, cuyos abuelos y padres emigraron a México para escapar de los hornos crematorios. Otra particularidad en esta elección, un país bien católico escoge para sus destinos a una mujer judía, que no niega su ascendencia.

Su gran desafío es mostrar que las mujeres saben gobernar con justicia y corazón. Y yo, como una mirada femenina que soy, pienso que las riendas de un hogar las maneja una mujer que debe tener presente cada necesidad para suplir con inteligencia y orden cada deficiencia, sin dejar de lado a ningún hijo en dificultad; en este caso a ningún sector que precise su atención y colaboración. "No se trata de mano dura, de guerras o de autoritarismos sino de justicia", dijo Sheinbaum sobre su propuesta para plantar cara a las bandas criminales en su acto final de campaña. Y añadió: “La estrategia que promoveremos, será la de atender las causas y seguir avanzando en la cero impunidad". Imagino que hará énfasis en la educación para evitar que los jóvenes sucumban ante los espejismos del negocio del tráfico de la droga con los riesgos que conlleva. La espada de Damocles siempre dispuesta a cobrar víctimas que se han dejado seducir por la promesa de dineros fáciles. 

Sheinbaum elogió a López Obrador y se comprometió a seguir con lo anunciado en su campaña electoral de favorecer a los pobres. En sus discursos y sus posiciones culpa a las políticas económicas neoliberales de condenar a millones de personas a la pobreza. Anhela un estado de bienestar para su gente y como ingeniera concerniente a la energía, prometió que iba a intensificar el uso de energías limpias. Definitivamente, el tema de su competencia. A pesar de no ser creyente según lo confesó, espero que Dios la ilumine para llevar a cabo tan buenas propuestas e ideales que porta como bandera ondeante. Y que sea su labor de presidenta de una gran nación la fiel imagen que las mujeres somos capaces de gobernar y de hacerlo bien. Y al defender su posición izquierdista y tal vez un tanto utópica cumpla lo para ella significa ser de izquierda: "El ser de izquierda tiene que ver con eso, con garantizar los mínimos derechos a todos los habitantes", lo expresó Claudia Sheinbaum a AP el año pasado. Esperemos que pueda respetar los derechos de todos los habitantes como bien lo expresa y que no sea otra de las izquierdas que conocemos: que han dado como resultado la emigración masiva de los nativos por ir a buscar la comodidad y el sustento necesarios para sus vidas en otros lares, negados por gobiernos que prometen lo que no parece posible, y salen despavoridos por el mundo con hambre y sed de trabajo. Ya la Unión Soviética nos lo demostró y el Muro de Berlín fue otro testimonio de ello. Cuba y Venezuela no se escapan de esta realidad. ¡Amanecerá y veremos! Buena suerte le deseo a esta mujer, que quiero creer: tiene excelentes intenciones y goza de capacidades, pero ojalá mantenga el principio de realidad que hasta ahora las democracias han evidenciado, que sin bien no son perfectas, es el mejor sistema que existe para el buen manejo de un pueblo, ya que sin su gente la patria no se salva. Buena mar anhelo para el navío Claudia Sheinbaum y que su bitácora sepa llevar a un destino glorioso a su admirado terruño. El mismo que vio nacer a mi madre y me ha permitido ser parte de él. ¡Viva México lindo y querido!