El Toro de Lidia Español

Casta Jijona y de la tierra (1598) Encaste Jijona (4ª parte)

Julián Tomás García Sánchez

Línea Vicente Martínez (II) 

Habíamos dicho que la ganadería “Herederos de Vicente Martínez” se repartió en 1925. Ya hemos analizado lo que fue de la parte que correspondió a Pedro Fernández Martínez.

Pues bien, la parte de Julián Fernández Martínez, que era el “alma mater” de la ganadería, la mantuvo en su poder hasta su muerte en 1938. Sus hijos la vendieron en 1940 a Carlos Pérez de Seoane, Duque de Pinohermoso.

Pero antes de morir, Julián había efectuado varias ventas que originarían en el futuro notables ganaderías en las que la sangre Jijona-Martínez fue importante. En varias de las ganaderías actuales, herederas de ellas, aún perdura algo de esa sangre. 

El jienense “Pacomio Marín” formó su ganadería en 1917 con ganado diverso de Casta Jijona y Vázquez-Veragua. Pues bien, en 1928 compró reses a Julián Fernández. A su muerte en 1938 la ganadería pasó a su esposa “Francisca Marcos” y en 1944 a su hijo “Eugenio Marín Marcos”. Al morir en 1974, su hijo Francisco Marín Molina lidió como “MARÍN MARCOS” con reses de varias sangres pero predominando la de Jijona-Martínez y la de Vázquez-Veragua. En 2002 pasó a su hijo Eugenio Marín Nieto.

Más importante para el futuro fue la venta que en 1929 Julián Fernández Martínez hizo de unas cuantas reses jijonas a “Jerónimo Díaz Alonso” que ese mismo año había adquirido la ganadería de “Fernando Sánchez Rico” (Contreras), mezclando las dos sangres. 

En 1939 la ganadería sería comprada por Manuel González Martín “Machaquito”, tratante de ganado madrileño (al que no hay que confundir con el matador de toros Rafael González Madrid “Machaquito”, uno de los califas del toreo cordobés), que ya poseía reses de Contreras y que hizo un cruce efectivo entre este Encaste y el de Jijona-Martínez, obteniendo éxitos notables en la década de los cuarenta.

De esta ganadería van a surgir dos muy importantes:

En 1953 los hermanos Ángel y Rafael Peralta Pineda, famosos rejoneadores, compran una parte, añadiendo reses de “Juan Antonio Álvarez” también de Encaste Contreras.

Muy pronto logran grandes éxitos que se consolidan en los años venideros, llamándose la ganadería desde 1977 hasta la actualidad “PERALTA”, en la que lo predominante es Contreras pero algo queda de Jijona-Martínez, que se aprecia muy claramente en las pintas coloradas encendidas tan características de esta Casta y que con frecuencia sacan sus toros. 

El resto de la ganadería de “Machaquito” sería comprada en 1957 por Baltasar Ibán Valdés, el gran ganadero leonés, afincado en Madrid, donde prosperó en el sector del transporte y la hostelería, que inicia así su carrera como ganadero. En pocos años los Contreras de “BALTASAR IBÁN” se hicieron famosos, pero la cortedad de pitones y el peligro de la consanguinidad latente, hicieron que para refrescar sus reses con sangre nueva, Baltasar y su socio Antonio Arribas Sancho compraran en 1969 la  ganadería de “María Antonia Fonseca”, que había creado en 1963 la ganadera salmantina, con ganado puro de Juan Pedro Domecq Díez. 

Tras la compra, Baltasar Ibán se quedó con el hierro de “María Antonia Fonseca” y algunas de sus reses, formando “Los Guateles” (el nombre se debe a unas pequeñas flores que en El Escorial crecen en las orillas de los arroyos), aunque los toros se llevaron a Botoa, cerca de Badajoz, finca que había pertenecido al gran ganadero de “atanasios-lisardos”, Lisardo Sánchez.

Además, a su ganadería original “BALTASAR IBÁN”, añadió tres sementales y veinte vacas de “María Antonia Fonseca”. Con este cruce de Contreras, Juan Pedro Domecq Díez y algo de Martínez-Jijona, poco a poco fue logrando formar un Encaste propio, que será muy apreciado por público y toreros hasta la actualidad y del que se han derivado otras ganaderías como “HEREDEROS DEL CONDE DE RUISEÑADA”, “ALBERTO MATEOS ARROYO”, “PEÑAJARA DE CASTA JIJONA”, “CAMPO AMOR”, “JARAL DE LA MIRA” o “PALHA”. La sangre más escasa dentro de este Encaste es la jijona pero al menos algo queda de ella.

Volviendo a la ganadería original de Julián Fernández Martínez, dijimos que en 1940 había pasado al escurialense Carlos Pérez de Seoane, Duque de Pinohermoso, famoso rejoneador.

Carlos tenía otra ganadería con mezcla de sangre Albasarrada y Gamero Cívico,  que anunciaba como “Duque de Pinohermoso”. Por eso, la que formó de Casta Jijona se llamó “CONDE DE VELLE” que era otro título nobiliario que tenía.

En 1948 esta ganadería, que llevaba consigo el hierro de Martínez, pasó a Francisca Sancho (+1972), “Viuda de Arribas”, también escurialense. A su muerte, la heredó su hijo, Antonio Arribas Sancho, que en 1969, como sabemos, había comprado  con su socio Baltasar Ibán Valdés la  ganadería de “María Antonia Fonseca” (Juan Pedro Domecq Díez). 

Antonio se quedó con la mayoría de las reses de María Antonia (pues el hierro ya vimos que pasó a Baltasar Ibán) y empezó a lidiar como “Antonio Arribas Sancho”, eliminando todo lo Jijona-Martínez procedente de su madre, pero conservando el hierro de Vicente Martínez. Al morir Antonio en 1985, la ganadería pasó a sus hijos que lidiaron como “Herederos de Antonio Arribas Sancho”.

En 2011 el ganadero de Lorca, “Jose García Guillén” compró hierro y reses, lidiando con su propio nombre. Por tanto, en esta ganadería no queda nada de Martínez-Jijona pero posee el mítico hierro de  Vicente Martínez. 

La Casta Jijona y de la Tierra, que tanta importancia tuvo hasta los años veinte del siglo XX, fue perdiendo pujanza y, como hemos visto, hoy solo podemos apreciarla en ciertos rasgos que caracterizaron a los clásicos toros jijones colorados encendidos.

En las Líneas Gaviria y Gómez apenas queda nada, mientras que en la Línea Vicente Martínez tenemos ganaderías como “Montalvo”, “Pérez Angoso”, “Ramón Sánchez”, “Peralta”, “Marín Marcos” y todo el Encaste Baltasar Ibán, en las que, si bien la sangre Jijona no es ni mucho menos predominante, al menos podemos asegurar que está presente.