Ciencia, periodismo y política

Ce n’ est pas moi

Juan Manuel de Prada se ha convertido en un escritor de culto gracias, entre otras cosas, a su investigación sobre la vida de Ana María Martínez Sagi, deportista, feminista y poetisa que alcanzó cierta fama en los años 30, para luego pasar al olvido más absoluto. Ana María fue un descubrimiento de Cansinos-Assens el cual se la presentó a César González Ruano que la dedicó un libro, hilo del cual tiró de Prada para seguir su rastro.

En los años 60 surgió un personaje de vida tan azarosa como Ana María, que tuvo como ella su momento de gloria y luego pasó a un relativo olvido. Estoy hablando de María Trinidad Pérez de Mirabete Mille, también feminista y poetisa. Su descubridor no fue Cansinos, sino el cineasta americano Nicholas Ray que vivió en los años 60 en Madrid donde tenía un bar de copas, el Nicca’s, donde llegó a actuar Dizzie Gillespie. Allí conoció a una Mari Trini adolescente que asombró a Ray al punto que decidió apadrinarla y enviarla a Londres para que se  formase musicalmente.

Nuestra cantante había nacido en Caravaca de la Cruz en una familia aristocrática que se trasladó pronto a Madrid. De niña padeció una enfermedad renal que la tuvo postrada seis años en cama, tiempo que aprovechó para aprender música con Fernando Arbex. Desde Londres le pidió a Ray su apoyo para trasladarse a París donde estudió filosofía y letras y se hizo cantante. Grabó su primer EP que contenía la canción «Ce n’ est pas moi» que se convirtió en himno de una generación. «Yo no soy esa» fue reconocida en pequeños círculos como una reivindicación de la autonomía de la mujer e incluso del derecho al amor sáfico que ella practicaría durante cuarenta años con su compañera Claudette.

Mari Trini triunfó como artista en los años 70 en España pero siempre se intentó mantener al margen de la vulgaridad  reinante, lo que le hizo víctima de feroces críticas a causa de su forma de vestir y su imperfecto físico. Ella nunca habló de su vida privada ni dio cuerda al periodismo de salsa rosa. En un insólito acto de rebeldía posó desnuda para Interviú, donde mostró su particular belleza. Fue autora de canciones inolvidables, vendió muchos vinilos, pero su estrella se fue apagando hasta un relativo olvido. Fumadora empedernida de Gauloises, falleció  víctima de un cáncer de pulmón a los 61 años. Somos muchos las que la seguimos admirando como mujer y como artista, por lo que nos alegramos del pequeño repunte de su figura habido este año gracias a la publicación de su biografía escrita por Esther Zecco, que si bien carece de la genialidad de Juan Manuel de Prada, ha hecho un digno trabajo.