Entre la ley y la honestidad

Doctor Paz Varela: médico de Galicia y de los pobres

Doctor Paz Varela - médico de Galicia y de los pobres - Diego García Paz

La provincia de Pontevedra, particularmente el área comarcal de Mos y Porriño, fueron testigos del proceder de un auténtico filántropo, el ilustre médico gallego Manuel Paz Varela. La Enciclopedia Gallega recoge la siguiente entrada: "Dr. Paz Varela, Manuel: Doctor del Concello de Mos, vivió, trabajó y murió en Porriño, sobre la relojería Penín".

Hace muchos años, cuando alguien sufría una enfermedad aguda que dejaba entrever pocas posibilidades de curación, tenía que escuchar como algún otro le decía: "A tí no te salva ni Varela". Los vecinos le tenían tanto respeto como cariño, pues al mismo tiempo que eran conscientes del muy fuerte carácter de Paz Varela, también sabían que, con los escasos medios de entonces, a través de la clínica del paciente y del estudio constante, había sacado adelante a la práctica totalidad de los enfermos. El Doctor Paz Varela era médico de la Armada por oposición libre, pero escogió la práctica de la medicina en el ámbito rural, desempeñando la profesión de forma vocacional. Era un firme defensor de los primeros fundamentos de la salud, entre ellos esencialmente de la higiene, y cada vez que visitaba a un paciente pedía que limpiasen todo y abrieran las ventanas. El día de San Manuel los vecinos llenaban su casa con animales, pasteles, empanadas, en muestra de agradecimiento.  

La popularidad que adquirió en su época (primeros años del siglo XX) no se limitó sólo a su faceta como médico, en cuyo ejercicio su profesionalidad era indiscutible y en numerosas ocasiones glosada por otros médicos en las publicaciones clínicas del momento, sino también por su inquietud intelectual. Paz Varela fue colaborador habitual en periódicos como El Lince o La Integridad de Tuy, y dejó, por ejemplo, tres novelas escritas en portugués (una de ellas titulada De la comedia lusitana: apuntes para una historia de la revolución portuguesa). Esta inquietud humanista le llevó a tomar contacto con una nutrida representación de la intelectualidad gallega del momento, siendo conocida su participación en las tertulias de la Botica Nova, organizadas por el hermano de Antonio Palacios, y en las que, además del propio arquitecto (con conocidas obras en Madrid), participaban personajes como Ramón Cabanillas, el médico Darío Álvarez Limeses, Jaime Solá, los pintores Antón Medal y José Otero Abeledo, conocido como Laxeiro, el industrial y galleguista Enrique Peinador Linares, el escritor y abogado Valetín Paz Andrade, José María Álvarez Blázquez, el violinista Quiroga o el pintor Maside, quien ejecutó una caricatura al Doctor. Todos ellos amigos y admiradores de nuestro protagonista.

Manuel Paz Varela fue también vicepresidente de la sección de literatura del Ateneo de Vigo, donde pronunció, en el año 1921, una serie de conferencias sobre la estética en la obra literaria de Eça de Queirós.

Dicen que su vida estuvo llena de anécdotas. La más conocida, sin duda, y la que ha contribuido a su leyenda, está relacionada con la causa de su fallecimiento. 

Una de aquellas noches frías y lluviosas de Galicia, fue llamado para asistir a un enfermo de una parroquia. Como siempre, el Doctor Paz Varela subió a su caballo y solícito acudió en auxilio de quien le necesitaba, adentrándose en la húmeda oscuridad que cubría los montes. Tras consultar y recetar lo necesario, el enfermo curó al poco tiempo. Pero Paz Varela contrajo el virus que padecía su paciente, enfermando de una afección respiratoria aguda que en pocos días le llevó a conocer a aquella muerte contra la que durante toda su vida había luchado, al lado de los pobres y de los desahuciados de la comarca. Fue el 31 de enero de 1.936.

El Doctor Paz Varela tuvo cuatro hijos y una hija, que emigró a Buenos Aires en tiempos de la Guerra Civil.

Se escribió, por uno de sus amigos, D. José María Álvarez Blázquez, un soneto estrambótico en su recuerdo, que a continuación reproduzco:

"Al Doctor Manuel Paz Varela, que fue un padre para los pobres y un consuelo para los marginados en tierras de Mos y de Porriño.

   Era totalmente así: como una columna de humo,
   hechos de llamas su cuerpo y pensamiento,
   sabía del desasosiego y del dolor,
   desde la costa hasta los lugares de costumbre.

   Siempre enfrentado a la maldita muerte,
   tenía un hablar afable y cariñoso,
   para con el pobre de Dios, y para el desamparado
   por docenas tenía cobijo y lumbre.

   Monárquico, demócrata, apostólico,
   un tanto excéntrico, cuasi católico,
   fundador del auto-stop, bibliopirata...

   Tal era el recordado Paz Varela,
   a quien Maside, con aquella su viveza,
   en un garabato con sus lápices retrata.

   Y, a modo de estrambote,
   que nadie se engañe al ver esta figura
   porque hay un Sancho dentro de este Quijote"

 

La localidad de Porriño le ha dedicado una calle (precisamente en la que se ubica su centro de salud), y como quiera que la inmortalidad existe desde el mismo momento en el que quien se va no desaparece de los recuerdos, vayan estas líneas sentidas por parte de su bisnieto.

Diego García Paz
Letrado Jefe de Civil y Penal de la Comunidad de Madrid.
Académico Correspondiente de la Real Academia de Jurisprudencia y Legislación y Escritor