La mirada de Ulisas

Espejo del pasado que devuelve un reflejo que aterra

LA MIRADA DE ULISAS nuevamente recibe el impacto de la lamentable situación que vive Israel: los ataques en permanencia, el desplazamiento de su gente, los secuestrados que no regresan a sus hogares etc… y que pocos medios han descrito con la justicia que ennoblece la verdad. Luego de recibir en sus fronteras decenas de impactos de misiles y cohetes durante años, el mundo se extraña que la paciente y tolerante respuesta que ha mantenido el gobierno israelí y el ejército ya no sea válida. Su única alternativa ante la continua agresión es velar por su supervivencia y oponerse a sus enemigos declarados. Llega un momento cuando la paciencia y el buen entendimiento se agotan. ¿Acaso la población de Israel merece menos consideraciones que la de Gaza o la del Líbano? Durante años ha padecido escaladas de guerra con sus vecinos, que no les tiembla el pulso al mandar instrumentos mortíferos de gran calibre para asesinar a los judíos o mejor dicho a los habitantes de Israel, sin considerar si resultan drusos, católicos, protestantes o musulmanes, como ellos. El todo es de tratar de lograr sus objetivos que no son otros sino matar a los judíos por orden del Corán, que según sus creencias sigue tan vigente que cuando fue difundido como una doctrina a seguir. Dicta una regla que muestra que su dios es o fue un hombre que incita a matar. La verdad, yo como la mirada que soy, me pregunto si son los atributos que uno le puede asignar a un Dios que siga vigente en el siglo XXI, cuando se considera que el amor y la ayuda al prójimo son los valores que se deben preservar y respaldar. Tal vez ahí radique el meollo del problema: la diferencia en el enfoque que se tiene de los manejos de una sociedad. Mi mirada se detiene en la historia, el acervo que nos narra hechos concretos y reales basados en las efemérides, gestas, excavaciones, los testimonios y registros. Los judíos recibieron hace más de 3000 años las famosas Tablas de la Ley que rigen conductas adecuadas para el saber vivir con uno mismo y con el prójimo, con la tolerancia y el respeto que precisan una colectividad o nación para lograr una mejorada convivencia, donde las conductas se regulan para mermar las sombras que habitan en cada individuo. Son salvajes, por lo tanto, hay que domarlas y ponerles frenos, si no estaríamos en épocas pretéritas cuando la muerte a manos ajenas era más natural que ahora o por lo menos menos regulada que en la actualidad. Sin embargo, con la presencia de las guerras volvemos a aquellas eras, que con sabiduría pensábamos o queríamos haber dejado atrás o erradicadas. Resucitan sus malestares y nos devuelven un espejo del pasado que nos aterra. Por lo menos ese efecto le produce a mi mirada y a la de muchos pacifistas en su esencia que anhelan la paz como entidad para el planeta. Lo contrario nos deja horrorizados y aterrorizados. Mi atisbo que anhela permanecer neutral y cercano a la verdad recalca que se debe tener presente que lo que buscan los terroristas, cuyo nombre los define bien; es sembrar el terror como modo de vida y de ser. Su apelativo los define bien. Representan personas, tal vez engañadas en su fuero interno, con promesas que sabemos que nunca se cumplirán. Reciben prebendas como bienes o grados que pulen egos. Pero a la hora de la verdad, se basan en mentiras que cualquier individuo con dos dedos de frente sabe que no pueden ser sino vanas fantasías, el esperar vírgenes en el cielo para complacer al asesino, al chaid, o sea al mártir como se quieren llamar, asunto de no creer. Es como si nosotros los occidentales tuviéramos errores de concepción sobre un mundo que se quiere más humano, menos cargado de incongruencias y más vivible para todos, donde el amor al semejante decreta un humanismo que se pierde en las fronteras. Israel luego de tantos ataques, que si bien, no causan las muertes ansiadas por sus enemigos, gracias al excelente desarrollo de su ciencia militar, no quiere decir que el real propósito no sea alcanzar la muerte masiva de la población en Israel, bien defendida por sus instituciones que priorizan la vida de sus ciudadanos. Aunque, lamentablemente no siempre puede ser el caso como lo acotamos con los inocentes niños drusos que cayeron jugando un partido de fútbol y los aislados ciudadanos que son asesinados por la espalda o por alguna bomba. La idea de los terroristas o extremistas es exterminar al enemigo que no es otro sino un judío que clama la paz en todo momento.

Los primeros que cayeron el 7 de octubre fueron esos pacifistas que propiciaban un concierto por la concordia y la convivencia de dos pueblos, hijos de Abraham. Unos se fueron por los conceptos de Mahoma y otros por los de la Torá. Y como dijo un sabio, Publio Flavio Vegecio: “si quieres la paz prepárate para la guerra”. Y es lo que ha hecho Israel, en son de querer conquistar su paz se ha capacitado para su legítima defensa, que muchos organismos hipócritas condenan. Hablan de democracia cuando distan de aplicar las reglas o los enunciados democráticos o justos cuando se trata de Israel. Sesgos visitan a muchos seres que se adueñan de verdades que no tienen asidero ni pie con la realidad. Hay que conocer o visitar Israel para enterarse de su situación de haber constituido un país libre que le permite a su gran diversidad poblacional, siendo la cuna de un crisol de culturas, vivir en un estatus bien elevado y democrático, que quizá el mundo envidia. Es casi el sueño americano que muchos persiguen donde el respeto se hace ley y la presencia de la paz, una imperiosa necesidad. La prueba es que el judío le apuesta a la vida, al éxito, al convivir de la mejor manera con su par, el dejar vivir a la otredad sin acallar su voz, permitir que las mujeres sean autónomas e independientes y que sus deseos sean escuchados, respetados y autorizados. No como en Turquía que las mujeres no pueden reír en público y ahora el último decreto en Afganistán es que, no pueden hablar en público. ¿Es acaso lo que anhela una sociedad sana? donde se discrimine a la madre de todo hombre, que ni siquiera se le agradezca o reconozca a la mujer el mero hecho de ser portadora de vida y no de muerte como lo pregonan algunos de sus hijos que buscan el terror para enfocar su existencia. Y uno de los primeros signos de los extremistas y fanáticos es no poder honrar a la madre y permitirle ser. Despertemos de esa monstruosidad que es la que defienden los poco conocedores de la realidad que les espera si no se concientizan a tiempo de lo que está ocurriendo en el mundo, donde se enfrenta la luz contra la oscuridad, o sea el progreso y la iluminación confrontados con el retroceso de la civilización o el retorno a los componentes del medievo. ¡Hay que saber en qué bando se quiere estar!!!! ¿Y cuáles son los propósitos? de una existencia que se sienta libre y sin ataduras que le impidan seguir creciendo al poder darle el abrazo al hermano, que es su vecino o su semejante, aunque difiera en su forma de pensar o de obrar. El mundo es plural y tiene cabida para todos sus habitantes, mientras se ejerza la voluntad de institucionalizar la tolerancia y el respeto sin caer en fanatismos ni en seguidores de leyes que vayan contra una moral que no se solidarice con la hermandad de los pueblos. Administraciones sujetas a regímenes autócratas y tiranos no deberían existir para el bienestar del mundo. Tal vez y la historia lo dirá si Israel le está haciendo un favor a la Humanidad al contener la barbarie anunciada por el terror, que se impone en muchos lares. Mi atisbo se interroga: ¿es Israel el principal contenedor del principal foco del terror? Un rol o papel, si es el caso, que le cuesta vidas y la condena de los ausentes de la realidad, que dista de ser la que muchas veces se publica o ventila. Mi mirada deja esta consideración abierta para la discusión. Y que sean los argumentos los que primen sin la mera presencia de las emociones, que en ciertas ocasiones resultan tan básicas y distorsionadas.