Crónicas de nuestro tiempo

La fauna de los políticos

La fauna política, se encuentra en situación de expansión europea con visos de atravesar fronteras hacia otros continentes, con su historia totalmente distorsionada. Evidentemente, lo que está ocurriendo, es como un virus contagioso que afecta a los que mientras se les llena la boca de libertades caen en el absolutismo de los suyos. 

Esta especie de microorganismos procedentes del despotismo de países que mantienen a sus 

ciudadanos atados a la tiranía, se extiende proclamando una democracia cuyo escenario mucho tiene que ver con la fauna animal. En la jungla, los depredadores como leones, tigres, panteras, cocodrilos, serpientes, águilas, zorros, y en general, todos los animales carnívoros son como algunos gobiernos que en un símil comediante nos hace pensar y avergonzarnos. 

Tanto los depredadores salvajes de cuatro patas, como los y las de dos, controlan el entorno para mantener el equilibrio de su poder en el hábitat de su medio. 

En la jungla nuestra -la de los políticos- la oposición actúa como las fieras que se oponen al despiece y desgarro sin contar con ellos (!) tal y como hacen las hienas, los buitres y los carroñeros que se reparten el botin que han dejado los otros hasta que llegue su momento, incluso les atacan para que dejen algo. 

Existen los depredadores que también son presas de otros depredadores, como algunos que estamos viendo estos días lloriqueando como hacían los terroristas de ETA cuando cargados de soberbia, víctimas, triunfo y orgullo, se orinaban de miedo ante la Guardia Civil cuando se les apresaban. 

Nosotros, los ciudadanos, nos hemos convertido en los herbívoros depredados como los antílopes, ñus, jirafas, ciervos, cebras, gorriones, patos, gallinas, ovejas.. ¡Sobre todo ovejas! Somos cazados en la carretera, en túneles; en autovías, en impuestos por todo y sin límite, incluso por lo que ya fuimos contribuyentes, y ahora también amenazados con que las herencias pasen a las arcas de los depredadores. 

Las características de los depredadores se centran en sus habilidades para localizar sus presas, bloquear su huida y capturarnos en encerronas con radares recaudadores y otros medios cuando menos lo esperamos, o controlar nuestros gastos; dónde compramos; qué compramos; nuestros hobbys y enfermedades ¡Todo! Y por eso, necesitan la Inteligencia Artificial y que desaparezca el dinero, limitando nuestras libertades, para vigilar nuestros movimientos como auténticos depredadores. 

Es otra técnica racional con cierto parangón con lo que sucede en la selva, donde las leonas vicepresidentas de su manada, controlan, asustan y acotan a sus víctimas para que no puedan escapar de sus garras. Otros animales, ponen trampas como los arácnidos, o se camuflan, como los pulpos y mantis, o se colocan en contra del viento para no ser olfateados como hacen los felinos y en nuestra selva los políticos. 

Nuestros más de 350.000 depredadores políticos insaciables, esos que vinieron a salvarnos de un depredador que construía pantanos, viviendas, seguridad social, pagas extras y no tenía semejante apetito recaudatorio; ese al que profanaron su tumba para despistar a sus presas de otras fechorías, son ahora más que nunca, como los de la fauna salvaje, desarrollando sentidos como el olfato, la intuición, la experiencia de sus corruptelas, la visión, el oído, la trampa y sobre todo, nuestros gastos, en ese afán recaudatorio al alza con ensañamiento perverso. 

En definitiva, que éstos depredadores hoy nos controlan y nos fríen con impuestos, en nombre de la libertad, el cinismo, sus bolsillos y sobre todo los nuestros, mientras oímos y miramos como se lo guisan, adoban y comen, en nombre del paraguas de la democracia.