Análisis crítico desde el prisma joven

¿Fiscal General del Estado o del Gobierno? Crítica a la "no independencia" de los fiscales

¿El Fiscal General del Estado o del Gobierno? Crítica a la "no independencia" de los fiscales - Jessica Lara

Hace casi 5 años, Pedro Sánchez lanzó una pregunta en una entrevista que le hicieron en RTVE que sigue resonando en la conciencia pública: ¿La fiscalía de quién depende? ¿Del gobierno? Pues ya está…

Esta semana el Fiscal General del Estado ha protagonizado un nuevo escándalo de unas dimensiones tremendas, aunque cierto es que para que algo sea un escándalo tiene que haber una cierta indignación colectiva que parece no haber, prevaleciendo la apatía general de los ciudadanos. Resulta que se han filtrado los mensajes que le envió a la Fiscal superior de Madrid, dándole órdenes de difundir un comunicado sobre las conversaciones entre la fiscalía y el abogado de la pareja de Ayuso para cerrar un acuerdo de conformidad. El objetivo de este tipo de artimañas es, sin duda alguna, y esto ya es un aporte subjetivo, debilitar al adversario político. En otras palabras, el Fiscal General del "Gobierno", que no del "Estado", permitiéndome esta liberalidad, se ha prevalido de su cargo y de su potestad para dictar órdenes a sus subordinados para que otro servidor público difunda datos de un particular. A raíz de estos hechos, Manos Limpias, el sindicato que está últimamente en boca de todos por haberse querellado contra la esposa de Pedro Sánchez, y posteriormente contra su hermano, también se ha querellado contra Álvaro García Ortiz, alegando ser este presuntamente responsable de un delito de revelación de secretos, tipificado en el art. 417 del Código Penal.

Dejando esto por un lado, lo que me interesa hoy no es profundizar en esta noticia, sino más bien hacer una crítica a la "no independencia" de los fiscales.

Al Ministerio Fiscal hay que imaginárselo como el conjunto de todos los fiscales del país, dependientes jerárquicamente unos de otros. Dicha jerarquía termina en el Fiscal General del Estado, o lo que es lo mismo: todos los fiscales están subordinados a este. Esta dependencia jerárquica se justifica, en teoría, por el principio de unidad de actuación, que básicamente significa que todos los integrantes de la fiscalía tienen que actuar como si fueran una misma persona y a través de órganos propios. En otras palabras, tiene que haber una cierta uniformidad en la actuación de la fiscalía. De ahí que un fiscal pueda dictar órdenes e instrucciones a sus subordinados, como efectivamente venimos viendo que sucede.

Esta particularidad del Ministerio Fiscal no se da entre jueces y magistrados, los cuales gozan de total independencia dentro del margen de actuación que les ofrece la ley, pues recordemos que se encuentran sometidos al imperio de la misma. Esto se traduciría en que un tribunal no pueda dictar órdenes ni instrucciones a otro inferior.

Por otro lado, si a esta facultad del Fiscal General del Estado le sumamos el hecho de que se trata de un cargo cuyo titular es designado por el Gobierno, nos queda un cóctel que, como mínimo, personalmente me resulta amargo. ¿Se trata del Fiscal General del Estado o del Gobierno? ¿Defiende los intereses del Estado o los del Gobierno? Y es que nos brota esta duda en el momento en el que leemos uno de los mensajes filtrados, que dice lo siguiente: "Si dejamos pasar el momento nos van a ganar el relato". ¿Desde cuándo el Fiscal General del Estado tiene que estar pendiente del relato que se impone y que triunfa? De lo que tiene que estar pendiente es de ejercer sus funciones con sujeción a los principios de legalidad e imparcialidad.

He querido ir desglosando las principales características de este cargo para sugerirle al lector que un puesto con tal nivel de responsabilidad sólo puede ser ejercido, y esto ya es otro aporte subjetivo, por alguien con un nivel de honradez, integridad, y calidad humana muy por encima de la media. En otro caso, la tendencia del ser humano va a ser aprovecharse del cargo y velar por sus intereses propios antes que por los de la sociedad. De esta manera, sería muy interesante que nos planteemos la posibilidad de que el Ministerio Fiscal gozase de la misma autonomía e independencia que los jueces y magistrados. 

Por tanto, para terminar este artículo, me gustaría invitarle a reflexionar sobre este tema, pues solo mediante la introspección y el debate sano y honesto podremos construir una sociedad próspera.