Madrileños por Madrid

Fuentes errantes de Madrid

Pudiera pensarse que las fuentes de una ciudad siempre han estado ahí, desde su primera instalación. No es así. Un viajero en el tiempo que intentara guiarse por este tipo de ornamentación urbana para conocer su ubicación en siglos pasados, inevitablemente se equivocaría: se encontraría en otro lugar, a veces incluso a kilómetros de su emplazamiento original. Para hacerse una idea, una de las fuentes de Madrid -la del Campillo- ha viajado hasta Chile y está ahora en la ciudad de La Serena.

Y es que las fuentes de Madrid han ido variando de situación a capricho de autoridades: alcaldes, e incluso reyes. Seguir su vagabundeo por nuestra capital es un ejercicio interesante, que recomiendo al turista accidental, aprovechando la guía que pueda representar este artículo y otros mucho más detallados que encontramos en la web. 

Es imposible indicar al lector todas las fuentes que han cambiado de localización, que son muy numerosas, ni tampoco dónde están ahora. Madrid es una ciudad con una enorme riqueza de agua subterránea, que se distribuía históricamente para el consumo público a través de minas verticales, arcas y una red de canales denominados “viajes del agua” -algunos aún siguen activos-, que tenían su origen en restos de instalaciones árabes, remodeladas y ampliadas tras el traslado de la Corte a Madrid por Felipe II. De hecho, la etimología de Madrid proviene de la palabra árabe “mayrit”, que puede traducirse como abundancia en cauces de agua subterránea. Cada distrito de la capital, desde el siglo XVII, tenía asignado un número de fuentes, caños y aguadores.

Páginas del documento de Distribución de las Aguas

La fuente de los Galápagos

En un documento de 1812 encontramos una fuente de los Galápagos o de San Antón, de Ventura Rodríguez -el arquitecto de la Cibeles y Neptuno-, situada en la calle Hortaleza con la de Santa Brígida. En esa ubicación hoy existe una fuente de los delfines que hace chaflán, muy parecida a la primitiva, pero sin galápagos.  

A cambio tenemos una fuente de los Galápagos de nueve caños en el Retiro, trasladada en 1879 por el director de fontanería y alcantarillado del Ayuntamiento José Urioste, desde su ubicación original en la red de San Luis, donde no tenía carácter ornamental, sino de abastecimiento, con 17 aguadores autorizados. 

La fuente de Antón Martín

Esta fuente, también itinerante, estuvo situada desde 1732 en la plaza del mismo nombre. Tenía 14 aguadores asignados y cuatro caños. Hoy conocida como fuente de la Fama, fue trasladada primero al barrio de las Peñuelas, luego desmontada y almacenada en 1880. En 1911 se la restauró e instaló en el parque del Oeste (donde al parecer un desprendimiento durante su montaje mató a varios viandantes), para ser llevada finalmente en 1941 a la calle de Fuencarral, junto al actual Museo Municipal de Madrid. 

Las cuatro fuentes de la Plaza de Santa Ana

Este espacio urbano, creado por José Bonaparte, tuvo una primera fuente que estaba coronada por una estatua de bronce de Carlos V, estatua también errante, pues desde su fundación tuvo unas nueve ubicaciones, la última en el Museo del Prado.  

Se inauguró la fuente en 1812, durante el cumpleaños del monarca que los madrileños apodaron despectivamente “rey plazuelas” -por su afición a derribar edificios y abrir nuevos espacios urbanos como la plaza de Oriente o la de San Miguel-. En 1814 Fernando VII pidió devolver a la Corona la estatua de Carlos V, a lo que se opusieron los madrileños que la habían cogido cariño, aunque en 1825 el propio ayuntamiento la desmontó, colocando en su lugar una anodina estructura piramidal de piedra.  

Hacia 1869 desapareció también esa fuente piramidal, sustituida por un pilón y un surtidor, pero en 1880 se trajo a Santa Ana parte de la fuente del Cisne, desde la calle del mismo nombre (hoy Eduardo Dato) y se hizo una nueva fuente frente al Teatro Español. Varios de sus elementos provenían del Monasterio de San Felipe el Real, a los que se añadió posteriormente el grupo escultórico de plomo que representaba un cisne en el trance de ser ahogado por una serpiente. Esta fuente -con variaciones en cada una de sus instalaciones- había estado situada antes en el Paseo Nuevo de las Delicias de la Princesa, en lo que sería después el arranque de la Castellana. 

La fuente de Orfeo o de la Cárcel

Probablemente la más antigua fuente de Madrid, estuvo situada desde 1399 en la plaza de Santa Cruz, entonces de la Provincia, donde hoy se levanta una réplica. La estatua de Orfeo que la corona no se colocó hasta el siglo XVII y antes se la conocía como fuente de la Cárcel por estar cerca del Palacio de Santa Cruz, que fue Cárcel de Corte. En 1865 se desmontó la fuente y Orfeo pasó al Museo Arqueológico. 

La fuente primigenia fue objeto de burlas por los madrileños,  por la figura que aparece junto al dios, que podía ser un león, pero más parecía un perro. Fernández de los Ríos cuenta que pronto se difundió una coplilla alusiva a la vecindad de la fuente a la sede de los alcaldes de Corte, que decía: “Con el tiempo, con el trato/ y las malas compañías/ dentro de muy pocos días/ ese perro será gato”.

Los movimientos de las fuentes de Cibeles y Neptuno

La Cibeles iba a ser segoviana, pero afortunadamente no fue llevada a La Granja de San Ildefonso y se quedó en Madrid, para adornar el Paseo del Prado frente al Palacio de Buenavista. 

Fuente de Neptuno en sus primeros emplazamientos (Fotografía de alrededor de 1855)

Ventura Rodríguez diseñó una fuente de Cibeles algo distinta, con el añadido de una figura infantil y un surtidor de agua potable. El niño no llegó a realizarse y la diosa Cibeles se quedó limitada al uso de abrevadero hasta 1791, cuando Juan de Villanueva añadió dos pedestales rocosos con dos emblemas heráldicos de la villa: un dragón y un oso que arrojaran agua de sus bocas. En 1841 alguien robó el caño de bronce del oso, y en 1860 se retiraron las dos figuras, trasladadas primero a un almacén municipal, después a la Casa de Cisneros y finalmente al Museo de la Casa de San Isidro. 

Fuente de Cibeles en sus primeros emplazamientos (fotografía de alrededor de 1855)

En 1895 la Cibeles se remodeló y se trasladó al centro de la plaza recién creada en el cruce entre el Prado y Alcalá, agregando el actual grupo escultórico de la parte posterior, y elevando todo el conjunto sobre una plataforma de cuatro escalones. Con este traslado también se cambió la dirección hacia la que miraba la diosa, que dejó de ver a su oponente Neptuno para contemplar la Puerta de Alcalá, aunque durante la Guerra Civil se quedó temporalmente ciega al recubrir los madrileños toda la fuente con ladrillo y sacos de tierra, bajo la dirección del Servicio de Socorro de Bombarderos. Aunque Neptuno también tiene sus anécdotas bélicas, pues en aquellos años algún gracioso colocó un cartel que decía: “Dadme de comer o quitadme el tenedor”. El conjunto actual es producto de una reforma en 1968, que eliminó las rocallas, instaló un nuevo pilón y sustituyó varios chorros por otros más potentes. 

También la fuente de Neptuno se ha movido de su posición y ha cambiado su mirada. Inicialmente estaba en la bajada de la carrera de San Jerónimo. En 1898 se trasladó la fuente al centro de la plaza de Cánovas del Castillo y el dios del mar dejó de mirar a Cibeles para hacerlo hacia el Congreso. 

Las desaparecidas fuentes de la Puerta del Sol

El nombre de la Puerta del Sol proviene de que era una de las puertas de la ciudad, situada al Levante, decorada precisamente con un sol. A principios del siglo XVII la puerta y su sol habían desaparecido, pero sí había una fuente en esta Plaza, que fue ampliada en 1625 con una escultura, traída de Italia, que los madrileños apodaron la Mariblanca y se convirtió en patrona de los aguadores. Estaba situada frente a la Iglesia del Buen Suceso, en la confluencia de las actuales calles Alcalá y Carrera de San Jerónimo. Hoy existe una reproducción de esa estatua, sin fuente, justo en el lado contrario de la plaza.

La Puerta del Sol en 1954

En el siglo XIX desapareció la fuente y empezaron los atascos de carros y carretas que iban a la Casa de Correos, la actual sede de la Presidencia de la Comunidad de Madrid. 

En 1950 surgieron dos fuentes neobarrocas en el centro de la plaza, del arquitecto Manuel Herrero, sustituidas en los años ochenta por otras dos fuentes modernas, con un pilón de granito y una taza central de acero. Estas fuentes gemelas también han desaparecido en la última reforma, que ha convertido la estatua de Carlos III en una casi fuente, con una pila en forma de estanque ovalado bajo su pedestal. No será la última fuente en la historia de la Puerta del Sol.