Memorias de un niño de la posguerra

El fútbol madrileño en la posguerra

La guerra civil provocó innumerables destrozos, y los campos de fútbol no iban a ser una excepción. Cuando se reanudó la Liga el Oviedo no pudo participar porque su estadio no estaba en condiciones. En la capital la novedad fue que el Atlético  fue apadrinado por el Ministerio del Aire, y pasó a denominarse Atlético Aviación, y fueron necesarios varios años para que se volviera a su nombre primitivo. Recuerdo que en las primeras alineaciones figuraban Tabales en la portería, Mesa y Aparicio en la defensa, Gabilondo Germán y Machín en la media y  Manín, Arencibia, Taltavull, Campos y Vázquez en la delantera. Con el paso de los años el equipo fue evolucionando, en las alineaciones se pasó  a tres defensas y dos medios, se lograron nuevos fichajes y hasta se contrató a extranjeros, como el guardameta francés Marcel Domingo, y los delanteros el marroquí Ben Barek y el sueco Carlsson, y al canario Campos se sumaron dos paisanos, el inteligente Silva y el batallador Mújica.

El nuevo Atlético consiguió a finales de los cuarenta dos títulos ligueros, con un entrenador argentino locuaz y polémico, el argentino Helenio Herrera. Este gran conjunto contaba con Marcel Domingo en la puerta, Riera, Aparicio y Lozano en la defensa, Silva (que empezó de delantero) y Mújica, (después el también canario Hernández en la media), y Juncosa, Ben Barek, Pérez Payá, Carlsson y Escudero en la delantera.

Ben Barek llegó al Atlético a edad avanzada. Era el ídolo de la afición, por su clase excepcional. Carlsson era bajo de estatura y batallador, y Escudero fue primero extremo (en la época en que el vasco Gainza era indiscutible en la Selección española) para pasar al centro de la delantera.. 

En cuanto al Madrid, distaba mucho de tener su fama actual. En la portería pasó de Esquivias a Bañón, un gran portero que tenía que competir, en la internacionalidad, con el entonces indiscutible Eizaguirre, en la defensa Cuerejeta (después Clemente) y Corona, en la media Pont, Ipiña y Huete, y la delantera más famosa la formaban Elices y después Macala, Olmedo, Pahíño, Molowny y Vidal (luego Cabrera y Arsuaga). Han pasado tantos años, y no utilizo más fuentes que mi memoria, que debo pedir perdón por ausencias y fallos..

La rivalidad entre madridistas y atléticos se ha mantenido invariable, pero entonces había una fuerte competencia con Barcelona y Valencia. En Chamartín en la parte de Padre Damián no había más que una grada que dejaba ver una casa con terraza donde se colocaban los resultados para las quinielas, y un enorme terraplén que permitía ver parte del campo, conocido como “el tendido de los sastres” porque desde arriba se empujaban unos a otros y acaban resbalando dejando los pantalones hechos  una pena. Las avalanchas estaban a la orden del día, en Chamartín y el Metropolitano. Y se popularizaban los autobuses privados que llevaban a Chamartín desde Diego de León y Cibeles. Los niños y los bajitos acudían al Estadio cuando se abrían las puertas, para conseguir un sitio donde ver el partido sin tener que estar dando saltos. ¡Qué tiempos aquellos!