Ciencia, periodismo y política

Gaziel

Agustí Calvet (Sant Feliu de Guíxols,1887-Barcelona,1964), más conocido como ‘Gaziel’, fue un filólogo y filósofo que devino en periodista por casualidad. El inicio de la Gran Guerra le pilló en París donde asistía a unas clases de Bergson en el Colegio de Francia y ello le convirtió en corresponsal de guerra en La Vanguardia. Entre 1931 y 1936 escribió unas crónicas para este periódico sobre la República que todavía hoy nos pueden ilustrar sobre ‘el problema de Cataluña’.

Gaziel era ferviente catalanista y republicano, además de un hombre de derechas muy cercano a la Lliga de Cambó. Acogió con entusiasmo la llegada de la República y en especial el Estatut de Autonomía que proclamó Presidente de la Generalitat a Maciá. En sus artículos desarrolla una interesante argumentación en la que denuncia la inacción en 1931 tanto de Cambó como de Lerroux. Del primero recuerda que su colaboración con el general Berenguer en los últimos estertores de la monarquía le invalidó para jugar un papel protagonista tras la aprobación del Estatut. En el caso de Alejandro Lerroux, líder del Partido Radical, no se explica cómo Azaña le pudo ganar la iniciativa defendiendo los valores republicanos y laicos que su partido llevaba proclamando muchos años. Gaziel ve en estos dos hechos el inicio del fracaso de la República pues tanto Maciá como Azaña practicaron una política muy escorada a la izquierda con el apoyo de los socialistas. Esto nos muestra cómo la colaboración entre ERC, el partido que fundó Maciá, y el PSOE es un asunto que viene de lejos.

En noviembre del 33 las derechas ganaron con claridad las elecciones. Gaziel denuncia de nuevo la inacción, en este caso de Gil-Robles, y el sorprendente protagonismo que juega Lerroux a contracorriente dadas sus ideas tan contrarias a las de la CEDA. Los hechos de octubre del 34 sumen a Gaziel en una gran desesperación, rechaza visceralmente el intento de golpe de Companys en Cataluña y el inspirado por Largo Caballero en Asturias. Considera que esto supone una herida de muerte a la República que las elecciones del 36 no harían sino rematar. Avisó de la inminencia de una Guerra Civil y no se equivocó.