El sentido de mis letras...

Lisa y llanamente

No deja de sorprender el número importante de autoridades públicas que están hoy sometidas a investigaciones judiciales o han sido, lisa y llanamente, condenadas por delitos que están relacionados con las arcas públicas. Alcaldes, concejales, diputados, ministros y todo un listado de altos funcionarios se constituyen ante la ciudadanía como ejemplos de actos irregulares o, lisa y llanamente, de delitos.

Al mismo tiempo, los poderes judiciales son cuestionados abiertamente, y se señalan casos que siembran legítima duda en la opinión pública, sumándose a la reiterada acusación de ineficacia frente al necesario proceso. La significativa fuga de dinero público a través del mecanismo de “fundaciones” ha envuelto a innumerables autoridades del más alto nivel, pero aún no se encuentra una condena que corresponda a la gravedad del asunto.

Casos emblemáticos han sido también los que han protagonizado grandes consorcios privados por graves delitos, pero que han quedado con castigos leves o, lisa y llanamente, han sido sumidos en el olvido. Suma y sigue: está la cadena de malas decisiones o malos negocios, en que algunas empresas públicas están dejando un legado de significativos déficits que se suman a una deuda pública que alcanza magnitudes importantes convirtiéndose en funesto legado para las nuevas generaciones.

Todo esto construye un escenario de recelo frente a un mundo político que parece no reaccionar, sino manteniéndose en la discusión de temas poco relevantes para la ciudadanía, y descuidando otros que necesitan urgente resolución y acuerdos. Volviendo al tema de las fundaciones, cada vez está más claro y meridiano que las fundaciones  vinculadas a la izquierda están hechas para el fraude, y las fundaciones próximas a la derecha aportan cultura, valores y conocimiento.