Bit a bit: historias de blockchain e inteligencia artificial

Más allá de la competencia: la ruta hacia el monopolio

Más allá de la competencia: la ruta hacia el monopolio

En el vertiginoso mundo del emprendimiento y la tecnología, es fácil pensar que la clave del éxito radica en replicar las estrategias de los grandes triunfadores. Sin embargo, he llegado a entender que la verdadera innovación no proviene de seguir un camino preestablecido, sino de encontrar respuestas únicas a problemas que nadie más está resolviendo.

Cada momento en la historia de los negocios y la tecnología es único e irrepetible. Los próximos gigantes tecnológicos no estarán construyendo redes sociales como Zuckerberg, motores de búsqueda como Page, o sistemas operativos como Gates. Intentar copiar a estos pioneros es un error porque no se aprende realmente de ellos. En lugar de eso, prefiero una "anti-fórmula" donde la singularidad y la diferenciación son esenciales.

Me gusta plantear preguntas contrarias que desafían el pensamiento convencional: ¿Qué gran negocio no está construyendo nadie? ¿Qué es verdad que pocos están dispuestos a aceptar? Estas preguntas no solo son difíciles de responder, sino que requieren valentía para desafiar la sabiduría convencional y seguir un camino no probado.

Un concepto que me resulta provocador es que los emprendedores deberían aspirar a crear monopolios. Un negocio exitoso es aquel que es tan único y diferenciado que no tiene competencia real. En mi visión, capitalismo y competencia son antónimos, ya que en un mundo de competencia perfecta, todos los beneficios se erosionan.

Uso a Google como ejemplo paradigmático. Desde 2002, Google no ha tenido una competencia seria en el ámbito de las búsquedas, lo que le ha permitido generar enormes flujos de caja. Los monopolios suelen ocultar su posición dominante para evitar atraer atención regulatoria, mientras que las empresas sin monopolio exageran su singularidad para atraer inversión.

También exploro la paradoja de la competencia. Aunque la competencia feroz puede hacer que una empresa mejore en lo que hace, también puede limitar su visión y enfocarla exclusivamente en vencer a los rivales inmediatos, descuidando así innovaciones más amplias y valiosas.

Un ejemplo autobiográfico que puedo mencionar es mi experiencia en un bufete de abogados de Madrid, un entorno competitivo donde todos querían entrar, pero una vez dentro, todos querían salir. La presión de la competencia puede encerrar a las personas en carreras que no les satisfacen realmente, simplemente porque no pueden imaginarse haciendo algo diferente.

Un aspecto fundamental en esta filosofía es la identificación de "secretos". Estos representan conocimientos valiosos que aún no han sido revelados ni aprovechados. Las verdades se pueden clasificar en tres tipos: convenciones (verdades aceptadas por todos), misterios (verdades que nadie puede desentrañar) y secretos (verdades difíciles de hallar pero posibles de descubrir).

Se incentiva a los emprendedores a descubrir estos secretos en terrenos inexplorados, no solo en el campo de la tecnología de la información, sino también en biotecnología, tecnologías espaciales y otros sectores que han recibido menos atención en las últimas décadas.

Para que la prosperidad futura sea posible, necesitamos tanto globalización como innovación tecnológica. La globalización implica copiar y expandir modelos existentes, mientras que la innovación tecnológica implica crear algo completamente nuevo. Critico la tendencia de considerar a las naciones desarrolladas como "completas", argumentando que esta visión fomenta la complacencia y la falta de innovación.

El mensaje es claro: en un mundo de competencia feroz y caminos ya transitados, el verdadero éxito radica en encontrar y seguir un camino único. Innovar es más que una simple mejora incremental; es una reinvención radical que desafía las normas establecidas y busca respuestas a preguntas que otros ni siquiera se atreven a formular.

En la era digital, donde el dinero en el banco es solo una cifra en una pantalla y la confianza en los sistemas financieros tradicionales se tambalea, estas ideas resuenan con una urgencia especial. Debemos esforzarnos por "desarrollar el mundo desarrollado", encontrando nuevas fronteras que conquistar y nuevos secretos por descubrir.