Mi pasión

Los primeros documentos escritos del toreo

Manuel Gutiérrez Troya

A mediados del siglo XVII, aparece en los archivos de Osuna (Sevilla) un cuadernillo escrito que se le denominó “Cartilla de Torear”, documento anónimo, aunque por la fecha y contenido se le podría atribuir como su autor a Eugenio García Baragaña. Lo que sí está claro, fue el primer testimonio o tratado literario sobre la Tauromaquia, principio o camino inicial de como actualmente se desarrollan los Reglamentos Taurinos.

El referido documento, era una cartilla manuscrita, que se hallaba en la Biblioteca de la localidad arriba mencionada, junto a otros papeles y pruebas referentes a los toros. Posteriormente pasó todo ello a Madrid para la Biblioteca Nacional.

Se trataba de un librillo de veintidós páginas escritas en poesía y prosa, al que le faltaba la última hoja, que por el sentido de lo anterior debía tener muy poca escritura, tal vez no más de cinco o seis estrofas de versos. Carecía de fecha exacta de su iniciado y de su acabado, así como del autor, pero en la ilustración de la portada indicaba ser allá por el año 1680 en adelante. El estilo de su expresión se podría decir que era encrespado y de un barroco muy pobre, lindando en lo ridículo.

Comenzaba para el lector con un prólogo y una introducción en prosa, siguiéndole una serie de versos octosílabos, anárquicamente rimados, refiriéndose a la indumentaria y acciones de cortesía, como al ceremonioso ritual cuando se toreara en los cercados y plazas públicas.

Esta “Cartilla de Torear”, nos aclara lo suficiente como una de las épocas más oscuras del toreo, pero su concepción fue muy valiosa y sigue teniendo bastante interés para muchas de las suertes durante la lidia de reses bravas, todavía vigentes algunas de ellas. Habla de cargar la suerte, de cómo un toro avisa su intención moviendo las orejas, el lado por donde va a embestir mirándolo a los ojos, de cómo protegerse del mismo aquerenciado en tablas o emplazado, así para evitar ser cogido o lesionado.

Tal documento se hacía imprescindible leérselo a los novatillos torerillos antes de actuar por parte del responsable del espectáculo, ya que la mayoría de los jovenzuelos no sabían leer, debido a los altos índices de analfabetismo de entonces.

Aún ahora, se utiliza con mucha frecuencia un dicho por parte de algunos presidentes del festejo al apoderado o mentor del principiante, con la frase siguiente: ¿Le has leído la cartilla al niño?  

Hasta en la misma vida común estas mismas palabras se pronuncian para cualquier dicho o hecho.

En siglos posteriores, se escribieron otros tratados o tauromaquias, como fueron las de José Delgado “Pepe-Hillo”, Pedro Romero, Francisco Montes “Paquiro” (la más completa) y Francisco Arjona “Curro Cúchares”, los cuatro grandes toreros y firmes baluartes para ir aportando y creciendo con sus legados a las reglamentaciones más modernas.

Por último, quisiera explicarlo y escribirlo lo mejor que pueda para que se me entienda, dos fragmentos o reglas muy significativas extraídas de la mencionada “Cartilla de Torear”, que en una ocasión tuve el privilegio de leerlo en Madrid, en los que dicen:

- “Para saber a que lado el toro tiene el golpeo, habéis de ver la oreja que ha movío en el meneo”.

- “Si el toro es amigo de rincones la vida tú no aventures, hasta que te asegures de sus intenciones”.