La Montaña Mágica

El poder de la mentira en las redes sociales

En pleno siglo XXI asistimos al encantamiento y seducción de las redes sociales. Gracias al desarrollo de las tecnologías virtuales, cada vez más los seres humanos abandonamos el mundo de lo real, y anclamos en el vasto universo de lo virtual.  Las relaciones humanas, que hasta hace muy poco eran ricas y productivas, hoy, sólo son una sombra del pasado.

La vida en la calle, en el café, y en los parques, cada minuto está siendo reemplazada por las redes sociales.

Los amigos ya no los vemos de carne y hueso, sino in vitro, en facebook, twiter, Instagram o tik tok.

Los viejos amigos ya no son amigos sino fantasmas que como loquitos se convirtieron en un emoticón y deambulan por el ciberespacio.

Las redes sociales son el furor hasta el punto de que muchos de sus suscriptores se la pasan veinticuatro horas metidos en Internet, y creen que son libres.

Una de las ilusiones que producen las redes sociales es que todo el mundo es libre, y se cree libre, a la hora de opinar (que no es pensar), mentir y calumniar.

No hay tal. La libertad no existe en las redes sociales. Por el contrario, la hemos perdido, y vivimos sometidos a los dueños y tecnócratas de las redes, que usan nuestras emociones y sentimientos para ponerlas al servicio del mercado.

El escritor Umberto Eco afirmaba que las redes sociales “le dan espacio a la legión de idiotas”.

A excepción de unas cuantas noticias objetivas y veraces que se suben al muro, en las redes sociales campea es la ignorancia.

La ignorancia no es, como se cree, carencia, vacío. La ignorancia es acumulación de bosta humana en el cerebro. El ignorante es aquel que opina, sobre todo, y tiene una respuesta para todo.

El escritor George Orwell afirmó que la “ignorancia es la fuerza”.

En las redes sociales, opinamos, mentimos, calumniamos, y ponemos contra la pared a todo aquel que no coincida con nosotros. Creamos perfiles falsos y engañosos, para acosar, estafar, y denostar del otro.

Como dijo el filósofo Yuval Noah Harari, en las redes sociales no se admite la verdad objetiva, pues cada quien tiene su propia verdad, que le sirve para derrotar a sus rivales, y donde la verdad y la justicia salen sacrificadas.

Por esto es utilizada por muchos políticos populistas como Milei, Trump y Ortega. Es manipulada por periodistas inescrupulosos, que hace rato se alejaron de la verdad objetiva, y se la pasan intentando hacer “golpes blandos” para derrocar a un gobierno.

Las redes sociales están basadas en la competencia atroz porque son el medio de información del capitalismo salvaje que finalmente triunfo en la era de la globalización. 

Muchos escritores que antes levantaban la bandera del pensamiento crítico, hoy siguen como borregos a esa “legión de idiotas”, que se alimenta de la mentira y la falacia.

A excepción de algunos usuarios de las redes que suben a su muro interesantes reflexiones científicas, artísticas y humanistas, las redes sociales son fabricantes de falsos científicos, falsos analistas políticos, falsos periodistas, y falsos poetas, que nunca han leído un libro, y luchan por un segundo de la fama.

¿En qué momento la verdad mutó hacia la mentira? ¿Cuándo se reglamentarán las redes sociales? ¿Será que al capitalismo global le interesa esta “libertad del caos”, esta nueva Torre de Babel donde, como afirmó el poeta León de Greiff, ¿“todo no vale nada si el resto vale menos”?