La receta

¿Por qué se caen los ancianos?

Que la gente mayor se cae, es un hecho socialmente aceptado. Sus consecuencias sanitarias actuales han ido mejorando, y las fracturas de fémur no representan, como hace años, un adelanto necesario de la fecha de fallecimiento. Pero el hecho de que aceptemos la caída como un contratiempo, en ocasiones tiene consecuencias más graves, como cuando produce un traumatismo craneoencefálico.

Las caídas son la causa principal de lesiones en las personas adultas, especialmente entre mujeres, y a medida que se envejece, las posibilidades de caerse son mayores. Según el Ministerio de Sanidad, el 30% de los mayores de 65 años y el 50% de los mayores de 80 años se cae, al menos, una vez al año. Sin embargo, cabe preguntarse, si la caída es consecuencia de su limitada capacidad de reacción para corregir movimientos, o concurren también otras causas.

El Ministerio de Sanidad propone realizar ejercicio físico adecuado a la capacidad funcional de cada individuo y mantener un entorno seguro, como medidas para prevenir las caídas, pero también incluye revisar la medicación que está tomando el anciano, ya que son muchos medicamentos que pueden afectar al equilibrio, a la función cognitiva y a la coordinación de los movimientos, aumentando así el riesgo caídas en personas mayores.

Algunos de los medicamentos que pueden afectar a la función cognitiva, así como a la coordinación de movimientos y, por tanto, provocar caídas, son los psicofármacos: los sedantes, tranquilizantes, pueden causar somnolencia, mareos y disminución de la alerta. Son medicamentos de uso muy común, utilizados para dormir, combatir la ansiedad o los trastornos del comportamiento, sobre los que ahora se pretende actuar mediante campañas de ‘desprescripción’ para ajustarlos a las necesidades reales. Estoy hablando de las benzodiazepinas que, además, producen tolerancia -necesidad de aumentar la dosis- y una cierta dependencia –dificultad para prescindir de ellos-. En España se consumieron en 2023 casi 25 millones de envases, lo que equivaldría a 2 millones de personas que los toman mensualmente.

Pero no son solo las benzodiazepinas las responsables de muchas de las caídas de los ancianos, hay otras causas a las que también se pueden atribuir: como los antihipertensivos y, en general, los efectos de la polimedicación, frecuente en personas mayores.

Epidemia silenciosa

En libros de texto y también en documentos oficiales se afirma que un 5% de los ingresos hospitalarios son debidos a los efectos adversos de los medicamentos. En los últimos 20 años el consumo de medicamentos prácticamente se ha duplicado, y ha crecido enormemente el número de personas que toman cinco o más fármacos de manera simultánea; y esto tiene consecuencias favorables, sin duda, pero también adversas. 

El abordaje de la cronicidad, tanto en sus aspectos clínicos como en los tratamientos farmacológicos, ha influido notablemente en el aumento de la esperanza de vida, y de la vida útil, en nuestro país y en otros países desarrollados. Los efectos adversos son la otra cara de la moneda, en la que se contabilizan miles de muertes y caídas con consecuencias desfavorables.

Como conclusión, dirigida a las personas mayores y a las personas que conviven con ellas, creo que es importante, además de mejorar los aspectos funcionales con ejercicio adecuado –pasear puede ser uno de ellos-, es hacer preguntas a nuestro médico sobre la medicación que nos receta; plantearle siempre si los medicamentos que tomamos son todos necesarios, o se puede prescindir de alguno, o bajar las dosis. Estas preguntas también ayudan a reflexionar al médico sobre nuestras necesidades individuales, que pueden no ajustarse plenamente a los protocolos, con lo que conseguiremos, indirectamente, un tratamiento más personalizado y seguro, y menos caídas, si hemos sobrepasado cierta edad.

 

Dr. Enrique Granda
Director del Observatorio del Medicamento de FEFE (Federación de Empresarios Farmacéuticos Españoles).