Símbolos sin tiempo

Patético Maduro

La política venezolana es un juego marcado por el impresentable de Maduro - perdedor de las últimas elecciones – y de todos los que le acompañan en ese paisaje y paisanaje en los que habitan los dictadores, los fascistas encrespados que se empeñan en robar lo que ofrecieron las urnas. Porque a Maduro le da exactamente igual la voluntad libre de los venezolanos. Él, voten lo que voten, es el triunfador en unas elecciones que nunca han sido libres por estar  falseadas, tremendamente falseadas, cobardemente falseadas, ruinmente falseadas. Pero en el fondo sé que la dictadura de Maduro y sus secuaces tiene los días contados. Digo esto porque estoy seguro y siempre he estado seguro de que “el que la hace la paga”.

La pena es que, entre tanto, tengan que pagarla millones de venezolanos que no tienen la culpa de que Maduro sea simple y llanamente un dictadorzuelo de tres al cuarto, de esos que anuncian, ante unas elecciones legislativas que en el caso de no poder gobernar, habrá regueros de sangre… Es la sangre de los que él mismo mata y ordena que se maten. Maduro late en el impudor de los asesinos, de los cobardes, de los que se creen poseedores de la verdad, de la sangre por la que pujan los fascistas que pretenden seguir haciendo de las suyas “in saécula saeculorum”. Los de Fidel y sus secuaces, Ortega y los suyos y este tal Maduro son el cáncer de América.

Maduro y todos los que siguen apoyando a Maduro, sin ninguna excepción, los que disculpan a Maduro y blanquean a Maduro, porque son amigos de Maduro y forman parte de un mismo conglomerado que no tiene nombre ni sentido. Son individuos con alma enrevesada porque pretenden que sus criterios sean impuestos por la fuerza sin importar condiciones. Todos ellos, sin ninguna excepción, son dictadores como Maduro. 

Me da pena y me sigue dando pena que un puñado de españoles, algunos con altas responsabilidades en gobiernos de España, le bailen el agua, le sigan la corriente y sigan justificando y dulcificando sus modos de gobernar.

¡Viva la libertad en Venezuela!