La mirada de Ulisas

El Río de los cinco colores

Bella Clara Ventura
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LA MIRADA DE ULISAS se colma de colores y de versos. Esta vez aterrizó en un remoto lugar cuyo nombre ya lo define todo: Caño Cristales, un paisaje único en el planeta donde se funde la naturaleza con la extrema belleza, en una zona de Colombia llamada la Macarena, en honor a la virgen de la Macarena bien conocida en España, su comarca de origen. El río mora en el Parque Nacional la Serranía de la Macarena, terreno natural de reserva y conservación. Y, como consecuencia de este viaje al atisbo de Ulisas le surgió un poema que les comparto.

Caño Cristales 

¡No supe en qué momento
te tragaste la naturaleza!
Más al mundo se la devolviste con creces.
Creaste un panorama único.
Irrepetible en otros lares.
Pintaste el espacio con plantas.
Rebosante de colores y minerales.
Los rosas, verdes y amarillos, negros y azules
hallan las corrientes.
Afanosos se instalan en tronos de honor.
Aposentos gloriosos.
Piletas del gozo.
Mi vista se hizo agua al apreciar tus encantos.
Tantos y tan espléndidos que mis ojos
quedaron impregnados de tu belleza.
Mis lágrimas se fundieron en tus remolinos.
La Macarena saborea tus secretos.
Milagro universal.
Ofrendado al caminante o al criollo
que aprenden a acariciar tus sagradas orillas.
Cantos del tiempo labran tus cimientos.
Pozos de agua dulce le sonríen al paisaje.
Chorros desde las cimas caen
con la majestuosidad del rey de la selva.
Cascadas frescas y abundantes
entregan su fuerza.
Alucinamos con tu altivez.
Bautizada Caño Cristales, río de los portentos.
Refugio sacro de un colorido y vegetación
que atrapan almas.
Se acoplan a tu voz de soles y lunas.
Estrellas se amalgaman a tus brillos.
Poesía ondulante.
Arco iris terrestre.
Morada de Dios.

El río Caño Cristales se halla en el departamento del Meta – Colombia. Es un espectáculo de preciosidad única que se da entre el mes de junio y diciembre exclusivamente gracias a sus corrientes, que alojan plantas de diversos colores. Lo que le permite una coloración que deja boquiabierto a cualquier mirada. La mía no fue la excepción. Me dejó subyugada ante tanta hermosura natural. Logra el efecto de un arco iris en las aguas. Fenómeno que no se produce si no en dicha región. Sorprende de tal manera que ya es conocido mundialmente, aunque en años anteriores estuvo oculto por estar en manos de la guerrilla colombiana, que no autorizaba la entrada al turismo. Con el proceso de pacificación se le devolvió el espacio al gobierno. Hoy cuida los predios con diligencia y esmero. Los soldados vigilan con la atención que requiere la conservación de las especies y del lugar, que ante los sentidos se torna sagrado. Su explosión de colores trae el misterio de sus aguas. Es un afluente del Río Guayabero que consta de 100 kilómetros de largo y donde se hospedan delfines de agua dulce. El periodista y ecologista Andrés Hurtado García dijo que Caño Cristales es el río que se escapó del paraíso. Lo inusitado es que se erige en el punto donde se empalman la Orinoquía, la Amazonía y los Andes donde viven alrededor de 1600 especies de flora y 770 de fauna. Un universo tan mágico como capta el ojo sensible que se imbuye de la magnitud del edén en nuestro planeta. Sin par en nuestra geografía mundial crea el nido de los colores y variación de tonos: rojos, amarillos, negros, azules, verdes y amarillos. Dicha coloración se crea en el tramo del río conocido como “El Paso de la Danta”. Debido a su colorido es reconocido como “El Río de los cinco colores”, “El Arco iris Líquido” o “El Arco iris derretido”. Su nombre nos lleva a la sensación de derretirse por su magnificencia y por el calor que habita sus orillas. Abierto a la visita sólo en los meses indicados. De resto se preserva su ecosistema para salvaguardar su fastuosidad. El extraño y sin igual prodigio se origina gracias a la especificidad de las condiciones ambientales y climáticas.  Bajo sus aguas habita una pequeña planta apodada Macarenia clavigera, que desprende el color escarlata al recibir los rayos solares, a la sombra se hace verde brillante. Son sus minerales los que contribuyen al cambio de tonos que aporta los amarillos con su gama. Una coloración de ensueño que debe resguardarse con los cuidados indispensables. Una irrepetible fantasía tiene que ser amparada con el amor que se merece la Naturaleza y su ecosistema preservado con desvelo y la inspiración de una conciencia ambiental.

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