Hincar el diente

El que duerme no siente dolor de muela

Dentista pinchando anestesia a un paciente - Getty Images
photo_camera Dentista pinchando anestesia a un paciente - Getty Images

A día de hoy, nos resulta casi impensable acudir al dentista y que sea cual sea el tratamiento que nos vayan a realizar sintamos dolor, pero no hace tanto tiempo del descubrimiento de la anestesia.

Imaginaros por un momento estar en la sala de espera de vuestro dentista oyendo los gritos infernales del anterior paciente al que le están haciendo una extracción dental “a pelo” muy tranquilizador no tenía que ser.

En diciembre de 1844, Horace Wells, un dentista de Hartford (Connecticut), acudió con su esposa a una función del Circo Barnum donde se presentaban y exhibían los efectos del gas de la risa (oxido nitroso) muy de moda en aquella época. La mujer de Wells fue de mala gana, este tipo de espectáculos le horrorizaban y consideraba que era desprestigiar el buen nombre de su marido. En dicha actuación, Colton, un farmacéutico daba una charla sobre las propiedades de dicho gas y luego el show consistía en administrárselo a algún voluntario de la sala para comprobar “in situ” esos efectos de los que hablaba.

En esta ocasión el voluntario fue Samuel Cooley, era un chico que trabajaba como mozo en un comercio de dicha ciudad, tras aspirar 2 o 3 veces el contenido gaseoso que había en una vejiga de cerdo empezó a retorcerse ridículamente y a reír como si estuviera loco. Un espectador que le conocía a Samuel empezó a reírse de él y a insultarle y Cooley enfadado bajo del escenario y se puso a perseguir a su increpador, quiso el destino que al correr tras él se clavara un hierro en la pierna y empezara a sangrar. Wells se percato del incidente y sujetó a Cooley, ¿estás bien? ¿Te duele? Y cuál fue su sorpresa que Cooley  no se había percatado que estaba sangrando y mucho menos que le doliera semejante herida. Así que Wells comprendió que ese gas producía un estado de insensibilidad que podía  aprovechar para su uso diario en las extracciones dentales de sus pacientes.

Jeringuilla con anestesia - Getty Images
Jeringuilla con anestesia - Getty Images

Ni corto ni perezoso al día siguiente cito en su casa a Colton y a un colega suyo dentista para que mientras Colton le administraba ese gas su compañero de profesión le extrajera una muela  y el mismo fuera su propio conejillo de indias y verificara que efectivamente ese gas inhibía el dolor de la extracción y fue todo un éxito.

Pero la suerte no estaba de su lado, el 15 de Enero 1845, Wells fracaso cuando presento su hallazgo en el Hospital General de Massachusset. La idea era hacer una extracción dental indolora ante un numeroso público pero no salió como esperaba, el paciente se puso a gritar de dolor  y Wells perdió toda su credibilidad y reputación  llegando incluso a retirarse de la odontología. Se cree que  el fracaso se debió a varios factores, pudo ser un error al administrar el oxido nitroso, que el paciente era obeso o incluso que este era alcohólico.

Más adelante el 16 de Octubre de 1846, William Morton, un alumno de Wells continuo con las investigaciones de su profesor, y probo con el éter y triunfo donde Wells había fracasado.

Dentista preparando la anestesia - Getty Images
Dentista preparando la anestesia - Getty Images

Pero la verdadera tragedia comenzó cuando hubo que reconocer al legítimo inventor de la anestesia. Entre los candidatos estaba el propio Wells, Morton, e incluso Samuel Cooley el voluntario que se hirió en la pierna. Todos tuvieron un final desgraciado, Wells abandono su profesión y se hizo adicto al cloroformo acabo sus días en la cárcel y murió tras cortarse el mismo una arteria de su pierna mientras estaba “colocado” con el cloroformo, Morton acabo arruinado y murió de un accidente cardiovascular “más pobre que una rata”  y Samuel Cooley no pudo enfrentarse a todos los juicios ya que económicamente no era una persona pudiente y nunca los hubiera ganado porque él fue el “conejillo de Indias”, pero cuando algo da dinero todo el mundo se quiere subir a ese barco aunque no se sepa ni hacia dónde va, murió en una disputa en una taberna.

Y este final tan desgraciado me hace pensar si no será una venganza de los dioses a los cuales estos humanos les han robado el secreto tan bien guardado que suavizaba la eterna maldición que pesa sobre la humanidad proclamada en Génesis 3:16 “con dolor darás a luz a los hijos” y otras tantas condenas declaradas contra la vulnerable humanidad.