Símbolos sin tiempo

Cambalache político en una España rota y aterida

Pedro Sánchez sabe o, al menos cree que sabe, que la presente legislatura consumará su tiempo. Porque España, esa España resquebrajada por catalanes y vascos, con el placentero cobijo del gobierno, pretende dar estabilidad a una legislatura llena de intereses personales. Es un “toma y daca” que tiene muy poco que ver con el resto de los españoles. El PNV apuesta por la estabilidad del gobierno de Pedro Sánchez y el gobierno de Pedro Sánchez apuesta por la estabilidad del gobierno presidido por el PNV. Así de fácil se lo ponen los unos a los otros. El caso es gobernar y decidir qué han de hacer los ciudadanos de este país arruinado, maltrecho y caprichoso. El lehendakari lo tiene claro porque así está seguro que su poltrona jamás se va a mover ¿Les interesará algo más que su poltrona?

Los españolitos de a pie sufrimos los avatares de la política sabiendo que nuestro país se sigue endeudando a pasos agigantados y que lo que menos importa a los políticos que ahora nos gobiernan es esta estabilidad de la que tanto se habla. El gobierno del País Vasco sigue avanzando en sus expectativas y, en este momento, necesitan a los socialistas para hacer y deshacer. Mientras tanto el PP sigue mirándose al ombligo y sigue dando palos de ciego en una situación que se ha ido enquistando ante la ausencia de ideas y ante tantos intereses.

España es al fin la pagana de tanta incertidumbre y de tanto desaire, y de tanta política barata en la mayoría de nuestras instituciones. Porque los tiempos son propicios para que los españoles no nos entendamos cómo deberíamos entendernos. Es el eterno juego de las dos Españas que anunció Antonio Machado – el hermano de Manuel – en unos versos. El gobierno gobierna amenazando. Amenaza a los que pensaban comprarse un Lamborghini y a los que tienen que pagar muchos más impuestos a partir de este año. Porque España es ya el país de los impuestos.

Mientras tanto se discuten cosas que son pintorescas pero que no van a afectar de un modo definitivo a nuestra economía y a nuestro bienestar. Lo de Maduro es sangrante, pero es el pan nuestro de cada día. Yo mismo estoy preocupado con los asuntos de un tirano que se apropió de un país por la tremenda. 

Pero España es incombustible. Muchos de nuestros gobernantes barrieron para casa y no ha pasado nada. A veces me pregunto si no será mejor irse acostumbrando a vivir con esta incertidumbre.

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