El presidente de Brasil Luis Inacio Lula da Silva, visita en estos días Chile. El presidente Boric y su invitado, comparten ideología, sueños y se declaran amigos. Como lo hacen la mayoría de los presidentes que visitan Chile, inician sus discursos alabando a Salvador Allende, el peor presidente que ha tenido Chile. En medio de la crisis venezolana, ambos presidentes hacen diversas declaraciones, pero no reconocen el triunfo del pueblo venezolano. Ambos presidentes han sido defensores acérrimos del Grupo de Puebla y del Foro de Sao Paulo, entidades “progresistas” que promueven ideas y proyectos que no han sido exitosos en ninguna parte del mundo.
Durante la firma de diversos acuerdos bilaterales entre Chile y Brasil, los anfitriones chilenos no vistieron corbata, en contraste con la elegancia de los visitantes de Brasil. El presidente chileno le tiene fobia a la corbata y además ha logrado contaminar a otros ministros para que tampoco la usen, como la ocasión lo amerita. Boric hoy tiene en Chile un apoyo no superior al 30% y está concentrado en lograr aprobar todo tipo de acuerdos y leyes que sea difícil revocar a futuro. A Boric le quedan menos de 2 años en el gobierno y todo indica que la oposición gobernará el país en el futuro próximo. LULA también se ha dado tiempo para criticar a su antecesor Jair Bolsonaro y a la postura que en su momento tuvo Brasil, de apoyo al gobierno militar chileno en 1973.
LULA, que es un hombre de avanzada edad, tienen mala memoria, o tiene memoria selectiva, pues olvida que Augusto Pinochet entregó el poder tras unas elecciones libres y en total cumplimiento con las normas legales vigentes. Pinochet combatió a la dictadura cubana y también a la dictadura soviética. Los comunistas, marxistas y también muchos pseudo intelectuales europeos, desde su completa ignorancia del proceso chileno, nunca han reconocido que, gracias al gobierno militar chileno fue posible posicionar a Chile como un referente en desarrollo económico y de reducción de la pobreza. Como es habitual en las visitas de progres a Chile, se alabó una vez más a Pablo Neruda, quien despreció sistemáticamente a la mujer y abandonó a su hija enferma. (ver “Neruda y su laberinto pasional” de la autora boliviana Verónica Ormachea, editorial Sial Pigmalión). AMLO de México, Petro de Colombia y LULA de Brasil, intentan ser mediadores en la crisis venezolana. Llama la atención que existan presidentes que estén dispuestos a mediar con criminales como Maduro, que junto a su socio Diosdado Cabello persiguen y encarcelan a los venezolanos por pensar diferente y aspirar a la democracia. Ya antes el presidente Santos de Colombia se involucró en un proceso de paz que tenía como epicentro a Cuba y sus autoridades. Ese proceso no fue exitoso por confiar en la transparencia de interlocutores peligrosos. Maduro está ganando tiempo para consolidar su dictadura al estilo cubano.
LULA y Boric juegan con fuego, al ubicarse en posiciones intermedias buscando una supuesta paz en Venezuela. No hay salida a la crisis venezolana por la vía pacífica. El único camino será a partir de un quiebre entre los altos mandos militares sobornados por Maduro y Cabello, y los soldados de menor rango de Venezuela. Estados Unidos no hará nada y la Unión Europea tampoco. Volviendo a la visita de LULA a Santiago de Chile, ambos presidentes buscan acercarse y de paso aislar a Javier Milei, quien ha tenido posiciones firmes y contrarias a la inmigración ilegal, al Estado corrupto y al socialismo inoperante. La famosa hermandad latinoamericana no es ni será posible, pues cada gobernante pretende imponer sus ideologías y los continuos cambios de presidentes acercan y alejan a los países en cortos períodos de tiempo.
