Si hay un nombre propio en la prensa económica en estos últimos días ese es, sin duda, el de Nvidia. La empresa tecnológica se ha colocado como la tercera compañía más grande del mundo, superando a Google y Amazon. Tan solo Microsoft y Apple la miran por el espejo retrovisor. Su valoración en bolsa es de 1,9 trillones americanos. Por ponerlo en contexto, el PIB de España – toda la riqueza producida por nuestro país en un año – es de 1,4 trillones. De hecho, en un solo día en Wall Street engordó su volumen en más de 230.000 millones de dólares, es el equivalente a dos veces Inditex. Es decir, que en solo una sesión bursátil creció lo mismo que la empresa española en toda su historia multiplicado por dos.
¿A qué se debe este éxito?
Las cifras mencionadas resultan apabullantes y exorbitadas. Pero, como siempre ocurre en los mercados financieros, todo tiene una explicación. El éxito de Nvidia se explica por varios motivos. El primero de ellos es su sector. La compañía se dedica al diseño de semiconductores o chips para la inteligencia artificial. Es decir, que el resto de compañías que quieran desarrollar productos pensados para la IA tendrían que recurrir a la compra de chips a Nvidia. El mercado total de esta tecnología podría llegar a los 1,8 trillones en 2030. Actualmente, este sector, el de la IA, no supera los 300.000 millones de dólares. Esto significa que, en solo seis años, se multiplicará su tamaño por seis veces.
El segundo motivo se encuentra en los resultados empresariales que presentó a comienzos de semana. La empresa con sede en Santa Clara, California, reportó un destacado aumento del 265% en sus ingresos trimestrales, alcanzando los 22.103 millones de dólares (equivalentes a unos 20.400 millones de euros al tipo de cambio actual). Los beneficios también experimentaron un impresionante incremento del 769%, llegando a los 12.285 millones de dólares, estableciendo récords para la compañía. Según los informes presentados a la Comisión de Valores y Bolsa de Estados Unidos (SEC), los ingresos anuales de Nvidia para el año completo aumentaron un 126%, alcanzando los 60.922 millones de dólares, mientras que las ganancias aumentaron un sorprendente 581%, llegando a los 29.760 millones de dólares.
Estas cifras generaron un impacto positivo en el mercado, elevando las acciones en un 10% tras la presentación. Además, las perspectivas de crecimiento respaldaron el optimismo, ya que Nvidia anticipa ingresos cercanos a los 24.000 millones de dólares. La empresa proyecta márgenes brutos del 76,3%, con gastos operativos estimados en alrededor de 3.500 millones de dólares y 2.500 millones de dólares. Estas previsiones superan las expectativas del mercado, implicando un crecimiento de más de tres veces los 7.192 millones de dólares en ingresos del primer trimestre del ejercicio anterior, y auguran un aumento espectacular en los beneficios de la compañía.
De esta manera, tenemos sobre el papel los tres principales pilares sobre los que Nvidia ha apuntalado su crecimiento: el sector que más interés y crecimiento está atrayendo, los resultados empresariales superando las expectativas del mercado y unas previsiones que siguen sembrando optimismo sobre el futuro de la compañía.
Nvidia, más allá de la IA
Aunque el gran auge de Nvidia ha venido por esos chips pensados para el desarrollo de la IA, lo cierto es que esta compañía es muchas otras cosas. Nvidia es líder en el diseño y fabricación de tarjetas gráficas y unidades de procesamiento gráfico (GPU); en el mundo de los videojuegos sus tarjetas gráficas GeForce son muy populares y demandadas y se utilizan para ofrecer gráficos avanzados y experiencias de juego inmersivas; además, la tecnología de Nvidia se ha extendido al sector de vehículos autónomos. Su plataforma NVIDIA DRIVE se utiliza en sistemas avanzados de asistencia al conductor y en el desarrollo de vehículos autónomos. En los últimos años, además, también se ha adentrado en el mercado de centros de datos con soluciones que aprovechan la potencia de sus GPU para tareas como el procesamiento de grandes conjuntos de datos y la aceleración de aplicaciones científicas.
