Orbayada

Mariachi

Noche de Ronda. Dice un antiguo proverbio que no vemos las cosas como son, si no como nosotros somos; por eso, a lo mejor, lo que para mí son bonitos recuerdos para ustedes son intensas penas, que de todo hay en el repertorio de los mariachi. He de confesarles que su música me ha acompañado durante toda mi vida y con ellos no hay recuerdos de noches amargas. Sus canciones de quereres y olvidos, sin ser de bailes locos, me atrapan y, en cuanto las oigo, mi cabeza y mis pies se van para tierras lejanas. Me veo desperezándome en Navacerrada, viajando de Madrid a Cangas, y hasta sobrevolando el Atlántico para pisar puertos extraños. Me gustan. Regreso a mi juventud y a mi infancia. Vuelvo a mis orígenes, con un tío abuelo que cruzó el océano para hacer fortuna con leyes y empresas. Para mí solo es remembranza, pero él duerme bajo sus aguas y en un rincón asturiano tiene una piedra de mármol que dice: murió en el Atlántico. Solo eso. Otros parientes tuvieron más suerte y fortuna, regresaron en un viaje de ida y vuelta. Incluso a una prima gallega la llamamos la mejicana. 

¡Me gustas mucho tú!, Adoro algunas de las ciudades de Méjico como Oaxaca, Puebla y DF con su catedral y el Zócalo. La plaza de Garibaldi y el bosque de Chapultepec, sin olvidarme del Museo Nacional de Antropología, uno de los mejores y más didácticos del mundo. Me atrae su alegría, su cultura y esa desazón con la que nos cuentan desgarradas historias de amores y fiestas. También me gustan los coscorrones, esos caballitos de tequila y tónica o toronja que se cubren con la servilleta, se golpean sobre la mesa de madera, se beben de un solo trago y ¡ándale! Me los descubrió una amiga mejicana. Todavía recuerdo una comida con los dueños de la Rebotica. Solo diré, ¡Ándale, ándale y ándale! … a treinta y cinco grados y humedad máxima.

¡Ay Jalisco no te rajes! Los mariachi se atribuyen principalmente a Jalisco, aunque su proyección haya llegado a muchos otros estados como Zacatecas, Colima o Michocán. Sobre el origen de su nombre hay tantas historias como letras tienen sus rancheras. Para algunos proviene de la época de Maximiliano y Carlota, del francés marriage, matrimonio, porque no faltaban a las bodas amenizando a novios e invitados con sus canciones. También dicen que deriva de la lengua indígena del término huapango, un baile sobre una superficie de madera que sirve de percusión. Otros, lo atribuyen a la palabra castellana mestiza, María y al vocablo shi, procedente de la lengua coca y mantienen que se interpretaba en honor de la Virgen María en las fiestas patronales. De dónde proceda el término da igual, lo importante es que forman parte de la cultura y los valores de Méjico y son tan versátiles que alternan sones, rancheras, boleros y todo aquello que se le ponga por delante. Renovación y Fusión son sus lemas. 

¡Mariachi loco! La UNESCO lo definió como música de cuerdas, canto y trompeta, declarándolo Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad y de él dijo que transmite valores que fomentan el respeto del patrimonio natural de las regiones mexicanas y de la historia local, tanto en español como en las diversas lenguas indígenas del oeste del país. Sin él para mí, que no hay Méjico Sin sus trompetas y guitarras desbocadas; sus voces poderosas que ahondan las entrañas y silban como cardenales rojos, no hay Méjico. Suspiro cuando veo los trajes charros de enormes sombreros, chaquetas elegantes, pantalones entallados festoneados de grecas y adornos de plata, botines y corbata de rebozo. Sin ellos, tampoco hay Méjico. Aunque sus trajes también pueda verlos en Salamanca, que pocos saben que los mariachi visten con influencia de la zona de Campo del Charro, una región donde el traje típico era el vaquero y la chaqueta corta, ambos negros, botas de montar y sombreros parecidos pero de alas más pequeñas.

Los amigos son así. Este verano ha sido de sorpresas y canciones mejicanas. A mi marido, que cumplió años, unos amigos le regalaron para nuestro asombro y deleite un agradable rato con Mariachi. Cielito lindo, las Mañanitas del Rey David, Si me dejas y el Rey, se oyeron sin descanso y a todo pulmón en su aniversario. No han sido los únicos del verano. El grupo musical Máster Trio, inauguró la nueva sede del Grupo editorial Sial Pigmalión, en la calle Huesca 7, ante un público entregado, pero bastante más comedido. A mí me regalaron los oídos con Perfidia, porque también cumplo años. Basilio Rodríguez Cañada, editor, escritor, profesor y poeta, el cuerpo, como alguien osó llamarle, crece y vuela alto, junto al alma que lo sostiene y apoya, Raquel, su mujer y fiel compañera. Esa tarde, cuerpo y alma se fundieron y alentaron el corazón de los que fuimos invitados. A ambos les debemos que con la sonrisa franca y la puerta abierta nos acojan y crean en nosotros arriesgándose por nuestros sueños. Lo recordó Basilio con sus palabras: ”Estos veintisiete años de actividad continuada, nos ha permitido cumplir los sueños e ilusiones de más de dos mil seiscientos cincuenta autores y ofrecer a los lectores centenares de miles de páginas de la mejor literatura, afrontamos el porvenir con renovadas esperanzas, así como con nuevas ideas e interesantes planes de desarrollo que ojalá podamos ver cumplidos” Soy una de ellos y, desde Orbayada, quiero darles las gracias, porque sin su confianza y aliento De Príncipes azules y otros cuentos, mi primer libro de relatos seguiría en el cajón de mi escritorio. Lo dicho, cuerpo y alma, de corazón muchísimas gracias.

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