La mirada de Ulisas

Maruja Vieira: poeta, periodista, profesora y comunicadora

Bella Ventura
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Empañada la mirada de Ulisas por la partida de la poeta Maruja Vieira, mujer que marcó época y dejó en alto la poesía tanto colombiana como universal. Su obra trasciende fronteras con el verso cargado de metáforas, ideas, propósitos y sobre todo del deseo de abrirle umbrales a la poesía escrita por mujeres en Colombia. Mujer y poeta hecha a pulso, nacida en Manizales, el departamento de Caldas – Colombia con su frente pulida de inteligencias y sensibilidad le rindió a su patria el fruto de una ardua labor. Contra viento y mareas supo hacerlo cuando las mujeres aún guardaban el rol del hogar. Irrumpe en el panorama intelectual con la fuerza de una leona herida, tocada por el revés de una suerte que quizá le hubiese aniquilado los bríos; una viudez prematura y una bebita en su vientre, ya huérfana de padre. Maruja, sabiéndose de vanguardia y con misión propia se viste de principios, talentos y de oficios para destacar su valía en su vuelo poético y su emancipación como ser pensante y anticipado a su época. Desempeña la tarea de periodista, profesora y comunicadora. Neruda la bautiza Maruja para darle personalidad a su escritura. Recibe varios premios y distinciones que le dan el puesto de poeta de alto vuelo y relieve. La Condecoración de La Orden Gabriela Mistral en grado de oficial, o sea un galardón de prestigio destacó la actuación de la incansable Maruja Vieira, digna del trabajo de hormiga en el silencio y de sol a sol con el manto del protagonismo que la torna en brillos. Nombrada académica de la lengua realiza una destacada labor y  nos muestra sus luces con su pecho en alto. El Presidente de la República de Chile bajo la mirada vigilante de Marcelo Dalmazzo, conocedor de los valores patrios para resaltar la obra de los ilustres, la hace acreedora del máximo galardón. Maruja siempre sorprendió, y lo hizo de manera luminosa porque en ella habitó la sabiduría de los grandes y el resplandor de la lírica. Sus múltiples medallas y reconocimientos le hacen justicia a una obra que nos autoriza a germinar en el orgullo y la admiración. Un aleluya ungido de palmas para esta mujer ya en el reposo eterno. Persona excepcional que siempre estuvo pronta a regalar su mejor ser y a entregarle gloria a Colombia como lo hizo el 2 de septiembre en el Claustro de Santo Domingo, en una Cartagena besada por el mar y en los innumerables homenajes que en vida se le otorgaron. Vivió una larga e intensa vida. Pisaba sus 101 años cuando este reciente 28 de octubre se despidió de este mundo para alcanzar la dimensión de los cielos o de un más allá, que jamás la dejará en el olvido. Escribió: “La muerte en nuestra casa cumplió su fiel palabra, todo fue tan sencillo como el partir de un barco”.

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