Prospectiva independiente

Sí, en esta sociedad de m... soy un robot

Ernesto Kahan
photo_camera Ernesto Kahan

Hoy vamos a poner el telescopio de mi columna “Prospectiva independiente” de “El Diario de Madrid”, en la necesidad de completar trámites y requerimientos, entre otros para alguna evaluación de lo que está pasando en mi cuerpo, que ya siente los años.

No me queda otro remedio que subsistir en medio de los códigos y a las respuestas codificadas a las preguntas también codificadas para que puedan ser entendidas por un robot. 

Mi problema de último momento, tiene que ver, o me lo estoy imaginando, con el nivel exagerado de calcio en mi sangre que, por años, figura en mis análisis. Bueno, en especial, con mis dolores en las articulaciones de la columna y las manos. Que son muy fuertes. Hace un par de años me tuvieron que operar de la columna vertebral, debido a “osteofitos” que son los que producen la degeneración y el daño de las superficies articulares, que obviamente como todo lo molesto, es común en las personas como yo y mis amigos, que somos como nos dicen, de “edad avanzada”.

Cuando le sugerí a mi médico de familia, que lo del calcio tal vez pudiera tener relación con esos dolores, me dijo que vale hacer una consulta con el especialista de endocrinología que me trató hace seis años y después de no encontrar problemas en hormona paratiroidea, me recomendó beber mucha agua.

¡Ah, me olvidaba! En los últimos años tuve que ser operado por cálculos en el riñón, es decir por piedras o piezas sólidas de material que se forma en el riñón, debido a sustancias presentes en la orina. Algunas fueron muy pequeñas, que fueron expulsadas con la orina sin ayuda médica. También entonces me recomendaron beber agua en abundancia.

Me estaba acordando del gran médico. Philippus Aureolus Theophrastus Bombastus von Hohenheim (1493-1541), jajá, conocido por Paracelso www.noticiasdelaciencia.com/art/51134/paracelso-el-medico-alquimista-que-revoluciono-la-medicina, consultado el 03-07-2024. Él sostenía que la medicina debería basarse en la observación y la experiencia directa, en lugar de en los textos antiguos. 

Mi médico me informó que escribió en el “sistema”, mi correspondiente derivación a un médico endocrinólogo: “El sistema”, es algo que se encuentra en alguna parte misteriosa, a la que tienen acceso los que se ocupan de nosotros los enfermos. En mi caso “El sistema”, es el que se ocupa de mi salud, en el marco de mi seguro médico.

Él me aconsejó que, a esa consulta, lleve los resultados de análisis de sangre, de orina de 24 horas y densidad ósea, además del informe del especialista de hace 6 años y la presente derivación que me está haciendo y cuya copia escrita debo pedir en la administración del seguro. 

Ahora, paso al proceso de implementación del turno para ir al endocrinólogo, y lo hago llamando al “Centro de llamadas” de mi seguro médico, que para este artículo denominaremos “El Divino”. 

Al poco rato me dicen “casualmente estamos muy saturados de llamadas y pedimos disculpas” (mentira, eso lo dicen siempre), “Puede, si quiere, marcar el número 1 y lo llamaremos más tarde o marque el 2 y espere”. Marque el número de su DNI y al terminar marque numeral”

“Ese número no es real” “Marque el número de su DNI y al terminar marque numeral”

“Responda en el cuadro siguiente, si es o no un robot”

Marqué “no” y eso me dejó pensando, ¿Qué digo?, temblando en medio de una pesadilla interminable.

Otra vez me pidió el DNI y que marque el numeral al terminar, para servicio a la persona de ese DNI marque 1, si es para otra persona marque 2“

Marqué 1

“Para horarios de consulta marque 1, para turno otorgado marque 2, para eliminar turno marque 3, para turno nuevo marque 4”

Marqué 4

Comenzó una grabación musical con el canto “El divino, seguro de salud para su felicidad, inmediatamente será atendido, puede, si quiere, marcar el número 1 y lo llamaremos más tarde o marque el 2 y espere” ese canto se repitió constantemente. Suerte que no me preguntaron si me agrada ese mensaje musical, porque les hubiese dicho que me repugna y lo odio.

A los 23 minutos, una voz me dijo “diga en voz alta el número de código que le llegará por SMS” No alcancé a ver las últimas 3 cifras del número de código y no respondí

“No ha respondido, diga en voz alta el nuevo número de código que le llegará por SMS”

Respondí a los gritos, que es imposible leer y recordar todo el código en medio segundo, por otra parte, si trato de leerlo en SMS, luego no puedo regresar a esta comunicación, ya me pasó antes.

“Le haré otras preguntas en cambio, para su identificación", aclaró. ¡Adelante, le dije!

“¿Cuál es el nombre de su padre? Respondí: Carlos. ¿Cuál es el día en el que le otorgaron el DNI?

Perdón, perdón, tengo que buscar el documento, lo hago rápido, no me corte por favor.

“Lo espero en línea”

Regresé con la fecha y en el camino choqué con una mesita que tenía un floreo que se hizo trizas en el suelo.

“ahora seguimos con el proceso”

Regresó la grabación: “Para horarios de consulta marque 1, para turno otorgado marque 2, para eliminar turno marque 3, para turno nuevo marque 4”

Marqué el 4.

“Para turno nuevo Medicina General, marque 1, para Cirugía marque 2, para nariz garganta y oído marque 3, para ortopedia y traumatología marque 4, para fisioterapia marque 5, para certificados marque 6, para rayos X marque 7, para institutos de diagnóstico marque 8, para el resto marque 9”

Marqué 9.

Me atendió un empleado, respiré hondo pensando que ahora iba a seguir en forma fácil. “¿Buenas tardes, ¿Para qué servicio quiere el turno”

Para endocrinología, respondí, quiero al Dr XXX que ya me atendió hace 6 años.

“Cuál es su DNI” 

Se lo repetí varias veces

“Su problema ¿Es diabetes o tiroides?

Ni uno ni el otro, hiperparatiroidismo. El Dr XXX ya me atendió hace 6 años por lo mismo.

“Entonces es tiroides”

No señor, le dije con énfasis en PTH, como lo llaman los médicos.

“Entonces le asigno otro médico”

Oiga, ¿Es que no entiende? ¿Qué le pasa?

Esa discusión siguió en forma brusca por unos minutos hasta que me dijo “¡Espere!” y me puso la misma música-mensaje. Afortunadamente esperé y me confirmó la fecha de la consulta. Me dio muchas indicaciones y cortamos la comunicación.

Cuando regresó mi esposa le comenté con euforia y alegría, que me dieron el turno para ir al especialista ¿Cuándo? Me preguntó.

¡Uy, no lo anoté! Todavía estoy tratando de averiguar los datos de la cita y de lograr cuáles estudios, son los que debo llevar a ella. El asunto sigue por caminos inesperados y exasperantes con similares características.

Por ahora, estoy decidido a responder que sí, que soy un robot y que soy un miserable tornillo en esta sociedad que pretende ser para nuestra felicidad.

Más en Opinión