Opinión

Sobre la responsabilidad, Rubiales y la culpa

Un día mi psicoanalista, Manuel Fernández Blanco, dejo caer sobre el aire que separa los dos sillones donde nos sentamos una idea: que la culpa era lo contrario de la responsabilidad. Yo que en las consultas no estoy muy acertado filosóficamente, porque como podría decir alguno, me estoy desnudando le pregunte algo así como < ¿a qué te refieres?, ¿o de dónde has sacado esa idea?> él me dijo de una manera siempre sugerente pero sin agotar la pregunta: me baso en una idea de Lacan que un día al ver salir a uno de sus pacientes dijo “se siente muy culpable, lo va a volver a hacer”. Como ya os digo, al principio no fue una explicación que me satisficiera, ni Manuel insistió mucho en aclararlo más, dejándolo en el aire para que le siguiera dando vueltas; el psicoanálisis lacaniano es una teoría eficaz, que va al origen del síntoma, pero requiere tiempo y sobre todo mucha honestidad. 

Desde Freud sabemos que aquello que se rechaza, que no se admite por el sujeto concientemente, vuelve de forma poderosa a través de la repetición inconciente. Por ejemplo, el alcohólico que niega su total falta de control ante la sustancia, su capacidad de control sobre la misma, volverá a repetir aquello que se niega a sí mismo, en forma de una nueva borrachera incontrolada que alivie la culpa que siente. De la misma manera yo mismo experimente en mi análisis que al negar, que cometía actos voluntarios o involuntarios de sexismo o machismo con muchas mujeres los acababa repitiendo. Era esa incapacidad para admitir algo que me dolía reconocer de mí mismo (desde mi infancia he sufrido los efectos del machismo en formas de exigencias de masculinidad a la que no podía llegar), que yo, como mi entorno, repetía comportamientos machistas, me hizo cometer más actos de esta índole. Lo hacía porque me sentía culpable, pero la culpabilidad lleva, como anunciaba Lacan a la repetición ¿De qué manera? La culpa no es más que el sentimiento que genera el rechazo de uno mismo, ya sea parcial o total,  lo que genera incapacidad para avanzar, o preocupación por el futuro, ansiedad, o remordimientos, es decir, depresión, y otro efecto muy importante: la búsqueda de un castigo inconsciente a través de la repetición del acto. Si algo impide a la culpa con ese rechazo es a hacerse responsable de los errores emitidos, y poder tratar de enmendarlos. Soy una persona que suele admitir sus errores y que trata de enmendarlos, pero muchas veces la culpa me ha llevado a ese inmovilismo y a esa incapacidad para hacerme dueño de mis actos y poderlos enmendar. 

Es por esto que creo que una disciplina tan denostada en nuestro país como el psicoanálisis, pues la mayoría de facultades están dominadas por la corriente conductista o la cognitiva, nos sirve  para poner algo de luz sobre un caso reciente: el del beso de Rubiales a Jennifer Hermoso. Fue el rechazo del propio director de la federación de un acto no consentido lo que le impidió hacerse responsable del mismo y pedir un perdón sincero. De hecho a medida que avanzaba la cuestión fue rechazándolo más, negándolo y tratando de tergiversar la situación. Es un poco pretencioso aventurarse a adelantar el comportamiento de una persona, pero es probable que ese rechazo que hoy realiza Rubiales, le haga repetir en un futuro situaciones similares, quizá en la búsqueda de un castigo que no fue capaz de admitir.

Por otra parte no quiero que esto se entienda como hay que dejar de sentirse culpables cuando hacemos algo malo; la culpabilidad y el perdón son elementos provenientes de la tradición cristiana que tienen un gran capacidad civilizatoria, la culpa, porque es una barrera antes las conductas socialmente reprochables y el perdón, porque permite la reconciliación y la paz entre víctimas y verdugos. O sea que la capacidad para experimentar una culpa no enfermiza, la capacidad de responsabilizarte de tus actos y errores, y una capacidad para aceptar la disculpa y enunciar el perdón, son signos al menos para mí, de una sociedad un poco, si es que es posible, civilizada.