Poéticas de la inteligencia

La Luz en la Poesía de Ida Vitale: Entre Obstáculos y Libertad

Ida Vitale, una de las voces más destacadas de la poesía hispanoamericana contemporánea, ha explorado en su obra la noción de la Luz como un símbolo cargado de significados múltiples y profundos. En muchos de sus poemas, la luz no es solo un fenómeno físico, sino un catalizador de sentimientos y pulsiones interiores. Este término, recurrente en su obra, actúa como un puente entre el mundo visible y las dimensiones más íntimas del ser, revelando la tensión constante entre estos dos polos.

Para Vitale, la luz tiene un papel paradójico: puede ser tanto una reveladora de verdades internas como un obstáculo para la percepción de la hermosura del alma. En su obra, la luz no siempre ilumina, sino que, a veces, puede cegar, eliminando lo perceptible y ocultando lo esencial. Este concepto de la luz como separadora de lo visible se convierte en una metáfora poderosa de la lucha de la poeta por trascender las apariencias y alcanzar una comprensión más profunda de la existencia.

Un ejemplo claro de esta tensión se encuentra en su poema Obstáculos lentos, donde Vitale teje una imagen rica en simbolismo:

"SI el poema de este atardecer
fuese la piedra mineral
que cae hacia un imán
en un resguardo hondísimo;

si fuese el ala que sustenta al pájaro,
si cerca hubiese un mar
y el grito de gaviotas del crepúsculo
diese la hora esperada."

En estos versos, la luz del atardecer se presenta como un elemento que puede tanto revelar como ocultar. La piedra que cae hacia un imán en un resguardo profundo sugiere una atracción hacia lo desconocido, hacia lo que está oculto en la oscuridad. La imagen del pájaro que vive por su ala, y el mar cercano, simbolizan la búsqueda de libertad, una libertad que está condicionada por la luz que, en este caso, llega con el crepúsculo. Es en este preciso instante, cuando el día se desvanece, que surge "la hora esperada", un momento de revelación o epifanía donde la luz y la oscuridad se entrelazan.

Para la poeta, lo divino es una ausencia, un vacío que la palabra poética debe llenar. Este vacío es a la vez un desafío y una oportunidad para ella. En el espacio sin límites, donde no hay un punto absoluto, el lenguaje se desinstrumentaliza, es decir, se libera de su función meramente comunicativa para convertirse en una herramienta de exploración interior. Aquí, las formas luminosas recomienzan perpetuamente, en un proceso de creación y recreación constante.

El poema no es solo un reflejo de la realidad externa, sino una forma de penetrar en lo más profundo del ser. La luz, en la poesía de Vitale, es tanto un símbolo de esperanza como un recordatorio de las limitaciones que enfrentamos en nuestra búsqueda de la verdad. Al igual que la piedra que cae hacia el imán en un resguardo hondísimo, nosotros, los lectores, somos atraídos hacia la profundidad de sus palabras, buscando en ese vacío la revelación de algo más grande que nosotros mismos.