Dentro del Ciclo Ciudades, héroes y sabios: los vestigios clásicos del norte de África,de la literatura antigua a la materialidad arqueológica, en el Ateneo de Madrid. Sección Africanista, tuvo lugar la conferencia Bajo del mar. La exploración subacuática de Alejandría, por Ángel Carlos Aguayo Pérez, Licenciado en Historia del Arte y Máster en Arqueología por la Universidad Complutense de Madrid.
Durante el evento, también intervinieron Basilio Rodríguez Cañada, presidente de la Sección Africanista del Ateneo de Madrid, quien se encargó de la presentación y coordinación, y Miguel Ángel García Raserón, primer secretario de la misma sección.
Ángel Carlos Aguayo Pérez
Licenciado en Historia del Arte y Máster en Arqueología por la Universidad Complutense de Madrid, se encuentra en el proceso de redacción de su Tesis Doctoral sobre la iconografía griega del mito de los arimaspos.
En calidad de profesor, ha impartido varias asignaturas, cursos monográficos y conferencias en distintas instituciones privadas de enseñanza no reglada, como la Vniversitas Snioribvs CEU San Pablo.
Ha participado en varias campañas de excavación e investigación arqueológica tanto en España como en Europa (Pompeya) y África (Cartago). Cuenta en su haber con tres guías de yacimientos publicadas por National Geographic, con quienes de forma regular colabora con artículos de divulgación histórica.
Actualmente, editó El palacio de Minos en Knossós de John D. S. Pendlebury, autor sobre cuya vida y trabajos arqueológicos en Tell el-Amarna ya impartió una conferencia en el Ateneo de Madrid.
En la actualidad trabaja como guía-arqueólogo en la agencia Pausanias. Viajes arqueológicos y culturales, registrando la crónica de sus periplos en el blog de la citada empresa y en el suyo propio, "Postales desde...".
Bajo del mar. La exploración subacuática de Alejandría
El periodista Mario Agudo Villanueva cuenta que, en una ocasión, mientras entrevistaba a Franck Goddio, el célebre explorador de la Alejandría submarina, este le reveló una curiosa paradoja que enfrentaba en sus cientos de inmersiones: «Cuando excavas en tierra, solo aparece agua; cuando excavas en el agua, solo barro». Sin embargo, gracias a su labor y la de tantos otros investigadores, la ciudad que Alejandro Magno fundó casi de paso ha ofrecido un vasto conocimiento sobre lo que alguna vez fue y que ahora yace sumergido en la bahía de La Vieja Sirena y sus alrededores.
Estructuras y esculturas, el Faro y los Palacios, egipcios y macedonios, en resumen, el esplendor de la época helenística, una grandeza del pasado que hoy se presenta en decadencia, incluso en visible ruina. Alejandría, desde su origen, ha sido, es y será una quimera, hasta donde el mar —siempre el mar, ¡thalassa! ¡thalassa!— nos permita seguir soñando.
