Proserpina

Héroes de hoy en día

El pasado 2 de abril, dos jóvenes bomberos perdieron la vida en el  incendio desatado en un garaje de Alcorcón. A esta tragedia hay que añadir un tercero gravemente herido.

El incidente se desencadenó en torno a las 15:45 horas, cuando un vecino perdió el control de su coche al chocar contra una de las columnas del garaje subterráneo. Dicho impacto provocó una deflagración y el fuego fue propagándose a otros coches colindantes generando una intensa combustión. La falta de visibilidad por la negra humareda, unida a las altas temperaturas, generó el peor de los escenarios para el cuerpo de bomberos de Alcorcón que, habiendo acudido de inmediato al lugar de los hechos, perdió a dos de sus valientes agentes: Jesús Aguilar y Sergio Benavente, de 27 y 34 años. El intenso calor provocó la caída de la puerta del garaje cortando el cable que les suministraba oxígeno. 

Si ya de por sí la muerte de estos jóvenes en acto de servicio y en la plenitud de sus vidas, (uno de ellos estaba a punto de ser padre) resulta de lo más estremecedor, el hecho de que uno de ellos pereciera tras regresar a aquel infierno al detectar la ausencia de su compañero, sobrecoge en extremo. Los bomberos son los héroes de hoy en día. Y gritaría de dolor pero las lágrimas ahogan ese grito en mi garganta. ¿En qué momento un ser humano olvida por completo la primera ley de supervivencia? Vivimos días convulsos dominados por guerras y corruptelas; respiramos egocentrismo, ausencia de compasión, de empatía. Y de pronto alguien arriesga su vida hasta perderla en un intento de salvar al otro, a su compañero, a su amigo, a su igual. Sí. Hago otro esfuerzo para tragarme esa pena apelotonada en la garganta y cuando lo consigo vuelve a precipitarse desde mis ojos. Pero ahora caliente, licuada por la emoción. Ese joven héroe me emociona en extremo pues con su acto ha mostrado lo más hermoso y noble del ser humano. No hubiera podido seguir viviendo en paz creyendo que podría haber salvado la vida de su compañero sin haberlo intentado. En aquel instante desechó al miedo; en aquel instante su vida era también la del otro. 

Qué diferente sería el mundo si no olvidáramos que todos somos parte de un Todo.

Mis queridos héroes, vuestra lección de vida ha prendido en nuestros corazones en forma de luz incandescente. Se llama Esperanza en la Humanidad.

Mi abrazo más sentido a sus familiares y amigos.