Caviar Político

La España pactada

En España, los pactos políticos para gobernar comunidades autónomas han sido una constante en la configuración del poder local, regional y nacional. Nada nuevo. Nada que debería sorprenderte.

Desde aquellos primeros acuerdos en la transición democrática hasta los más recientes, estos pactos han sido caldo de cultivo para crisis de comunicación y agitación social, además de ser esenciales para garantizar la gobernabilidad en un sistema político tan fragmentado. Más allá del contenido de estos acuerdos, la forma en que se comunican tiene un impacto crucial en la percepción pública y en la estabilidad política.

“Estamos en la era del como más que en la del que.”

En los años posteriores a la Constitución de 1978, los pactos políticos comenzaron a surgir como una herramienta necesaria para formar gobiernos regionales en un contexto de pluralidad política, no quedaba otra ante tanta forma de pensar y configurar los territorios. Los primeros acuerdos notables se dieron en Cataluña y el País Vasco, donde el peso de los partidos nacionalistas exigió negociaciones con los partidos nacionales para asegurar la estabilidad gubernamental.

En regiones como Andalucía y Galicia durante décadas se han mantenido gobiernos unilaterales con mayorías suficientes para no tener que llegar a acuerdos parlamentarios, aunque en los últimos años haya habido cambios de poder, como en Andalucía, precisamente gracias a aquel pacto de VOS, PP y Cs que acabaron con cuarenta años de hegemonía en la comunidad del PSOE.

Pero si hablamos de pactos ¿qué buscan estas mesas de acuerdos de programas y de políticas tan dispares en algunos casos? Tres cosas: Implementar políticas consensuadas que reflejaran la heterogeneidad de la sociedad española, liderazgo político territorial y lo más importante, poder.

“Hemos pasado, hace ya bastante tiempo, de la ideología al producto político.”

En la década de 2000, la irrupción de nuevos partidos como Ciudadanos y, más recientemente, Vox y Podemos, complicó aún más el tablero político, requiriendo pactos multipartidistas en regiones como Madrid, Murcia y otras comunidades. Estos acuerdos, a menudo complejos y frágiles, han mostrado la necesidad de una comunicación clara y estratégica para asegurar la legitimidad y aceptación pública.

En comunidades como Canarias y Valencia, los pactos también han jugado un papel crucial. En Canarias, el pacto entre el PSOE, Nueva Canarias, ASG y Podemos en 2019 permitió la formación de un gobierno regional progresista, llamado el pacto de las flores, enfatizando la necesidad de una mayor inversión en políticas sociales y sostenibilidad. En Valencia, el llamado "Pacto del Botànic" entre el PSOE, Compromís y Unidas Podemos es otro de los múltiples ejemplos a la hora de llegar a acuerdos políticos para conformar gobiernos.

Más allá del contenido de los pactos, la forma en que se comunican es la clave para que sean bien vistos y aceptados por una sociedad muy informada y muy desinformada al mismo tiempo. Una comunicación política estratégica no solo explica los términos del acuerdo, sino que también justifica su necesidad y beneficios. Esto es vital para ganar la aceptación del electorado y para mantener la cohesión dentro de los partidos firmantes.

¿Y si hablamos de transparencia? ¿Acaso crees que todo lo incluido en una firma de gobierno sale a la luz pública? Ya te digo que no.

De ahí la importancia de sintetizar y explicar los objetivos del acuerdo, las concesiones hechas y los beneficios esperados ayuda a disipar sospechas y críticas. ¿Recuerdas el abrazo de Pedro Sánchez y Pablo Iglesias? Aquel pacto entre el PSOE y Unidas Podemos en 2019 para formar el gobierno de coalición de la nación fue comunicado como una necesidad para frenar la inestabilidad política y avanzar en políticas sociales progresistas, o al menos así lo intentaron transmitir.

Además, la narrativa utilizada es crucial. En lugar de presentar los pactos como un mal menor o una mera estrategia de poder, deben ser comunicados como una herramienta democrática y un reflejo de la voluntad popular, es lo que tú como votante quisiste. Esto fortalece la percepción de que los acuerdos son para el beneficio colectivo y no solo para el reparto de poder entre élites políticas.

“Marketing político no es vender, es que te vuelvan a comprar.”

Recientemente, el pacto entre el PSOE y Esquerra Republicana de Catalunya (ERC) ha captado la atención mediática, el precio de la investidura de Salvador Illa como presidente de la Generalitat es alto por lo que parece.

Este acuerdo está generando un intenso debate, recordando a algunos el Pacto del Majestic de 1996, en el cual el PP también cedía competencias a Cataluña. La comunicación de este pacto será crucial, no solo para explicar las concesiones a Cataluña, sino también para garantizar que otras comunidades autónomas comprendan y se beneficien de estos acuerdos, aunque ahora mismo la lectura sea todo lo contrario.

Es cuestión de asumir que los pactos políticos en España para gobernar cualquier escenario político seguirán siendo una pieza fundamental del sistema democrático.

La comunicación política más que nunca ha de convertirse en una herramienta de cohesión y estabilidad, ganando la aceptación pública y reforzando la legitimidad democrática.

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