Ciencia, periodismo y política

Pla y Simenon

Desde que se produjo el Alzamiento Josep Pla está en Marsella haciendo labores de espionaje para el Gobierno de Burgos. Allí, por consejo de Carlos Sentís, se aficiona a las novelas de George Simenon que se venden en todos los quioscos. En 1936 el escritor belga era casi un desconocido pero Pla queda profundamente impresionado por su forma de escribir, le induce a reflexionar sobre cómo plantear una novela y al compararse siente una gran afinidad con él; por ello decide visitarle en su retiro de la isla de Porquerolles.

En mayo de 1937 viaja en tren desde Marsella hasta Tolón, desde allí más trenes y un autobús que le lleva a la punta de Tour-Fondue donde viaja en una canoa-automóvil hasta la isla. Se instala en el Hotel de La Langouste donde se hospeda Simenon. En el hotel hay una gran chimenea donde por las tardes los clientes se sientan alrededor de  la lumbre y entablan una amigable tertulia. Josep Pla escribe hasta tres versiones diferentes de su entrevista/conversación con Simenon, una en 1940 en el ‘Arriba’ y otras dos (1942 y 1945) en la revista ‘Destino’. En la del 42 subraya lo que más le impacta del novelista: su antiintelectualismo, la antipedantería, la libertad personal, la formación periodística, la literatura de observación y la atención a los detalles. Ve en estas características su propia alma, aunque sus libros sean tan diferentes. Anota las frases en forma de máximas que pronuncia Simenon: 

«La verdad no existe. No existen más que los hechos». 

«La moral es una cosa marina, de fondo del mar, coloidal, cambiante, de movimientos gusanoides y viscosos». 

«Hay siempre muchos más criminales de lo que parece». 

«Frente a la grotesca teoría de que el hombre es un ser espiritual y moral – el hombre no es más de lo que es en cada momento-, la novela policíaca ha formulado hechos incontrovertibles». 

No se puede resumir mejor la forma de entender el mundo del grandísimo escritor que fue George Simenon.

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