Mi pasión

¿Hay renovación en el toreo? (Segunda parte)

Aunque no nos equivoquemos tampoco, parte del público que asiste a las plazas, renovado en buena parte, con excepciones, es más complaciente (valga mi respeto a todos), quiere espectáculo, dándole lo mismo que sea toreando como manda las normas o haciendo gracias ante los bobalicones toros, le importa poco salir de las plazas diciendo “qué bien ha toreado o qué gracioso ha sido el torero fulanito”. Al fin y a la postre diversión, que es lo que también prima en algunos.

En todas épocas, el espectáculo taurino como aglomeración de masas, no ha estado exento de sufrir crisis más o menos acentuadas. Pero también de revivir el momento cuando ha aparecido un matador con el suficiente tirón para paliar muchas veces la negativa asistencia del aficionado a la plaza. Es un hecho tan repetido desde que los festejos de los toros existen, ya a nadie sorprende. 

De casi todo lo comentado, del anterior artículo y de este, es compresivo que en esta trascendental época, estuviese un poco agravado los espectáculos taurinos por varios motivos, pudiendo que fuera una de las principales razones el costo de las entradas debido, en parte, a las crisis habidas y a los impuestos de los Organismos Oficiales, igualmente puede ocurrir a la enorme cantidad y variedad de ofertas de ocio mas económicos que hay en el mercado, que de una u otra manera se lleven buen bocado de asistencia del público, además algo de aburrimiento y monotonía sin rivalidad a veces de muchas tardes, para lo cual, habrá que intentar buscar una pronta solución.

Esto debería servir como toque de atención a todos los responsables. Pudiera ocurrir que, en las circunstancias actuales, podría ser ya tarde para el remedio, entonces lo lamentaríamos todos. 

Pero muy particularmente, se debería dejar de tanto sensacionalismo a nuestra cultura por parte de algunos sectores, lo único que hacen con ello es crear incertidumbre de futuro de las cimentadas costumbres tan genuinas de los españoles.

Si dicha Fiesta siguiese renovándose o modernizándose casi en todo, ojalá sirva ello para su bien, sin que se pierda nada de esencia, a la que sentimos y la defendemos con auténtica pasión esta maravillosa fiesta tan nuestra. ¿Por qué nosotros no intentamos renovarnos también?, aunque haya que adaptarse un poco a los usos y costumbres sociales de cada situación.

Pues sigamos todos creyendo en la autenticidad y credibilidad de ella, a pesar de las numerosas trabas que les ponen aquellos que no la quieren ni la respetan, pero en particular, también a esos pocos desacertados políticos de algunos lugares de nuestro país, esto sería una de las mejores recomendaciones que se le pueda ofrecer.

Y es así como hoy se mueve y camina este mundo del toro. ¿Quién será capaz de cambiar a otra dirección este rumbo?, supongo que habrá alguien con poder que lo sepa hacer. 

Pero no arrojemos tampoco la toalla en estos tiempos difíciles, porque a la presente hay mandatarios que la aclaman y gente joven acudiendo a las plazas con un buen aprendizaje heredado de sus mayores, de los buenos aficionados, de los consejos, de las escuelas taurinas, de las conferencias, charlas, etc.

Soy bastante optimista, pienso que, en estos momentos de oscuridad, todavía el futuro lo tenemos medio asegurado con la sabia juventud y los nuevos valores que van saliendo. 

Todo se haga por el bien de nuestras antiguas culturas y costumbres, a pesar del chaparrón que nos está cayendo encima.

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