Ciencia, periodismo y política

La soberbia del periodista

Hubo periodistas que llegaron a hacer una publicación ellos solos, como Karl Kraus y su ‘Die Fackel’. Nosotros tuvimos a GéCé que hizo algo parecido, también al llamado Delegado Nacional de Prensa o al Director General de Prensa, cargos que fueron creados durante el franquismo para asegurar el control ideológico. Fue Don Juan Aparicio quien los ocupó, atesoraban un gran poder político que se convirtió además en cierta soberbia intelectual. Se inventó el término ‘maestro de periodistas’ cuyo trono ocupó Aparicio mientras su verbo barroco se interpretó como muestra de sabiduría. Cuando pasó a ocupar la dirección de Pueblo le aparecieron imitadores como Emilio Romero, de tan conspicua soberbia que su influencia en aquella categoría llegó al periodismo deportivo, siendo José María García el iniciador de la saga. En la calle Serrano estaban los Luca de Tena que encumbraron a Luis María Ansón cuya larga sombra todavía nos llega; mientras en Barcelona reinaba Luis de Galinsoga. 

Han pasado muchos años pero la soberbia (intelectual) del periodista continúa. Don Federico sería hoy nuestro más preciado campeón pero no está solo, ni mucho menos. En la Transición asomaron el propio García, pero también Juan Tomás de Salas, Juan Luis Cebrián, Pedro J. Ramírez, Javier Pradera, Iñaki Gabilondo, Victoria Prego o Luis del Olmo, por citar sólo a aquellos que se creyeron más protagonistas que Suárez, el Rey o Torcuato Fernández Miranda. Luego estaban los de más a la izquierda, los fans de Carrillo, como María Antonia Iglesias o Eduardo Haro Tecglen. 

¿Quiénes son los actuales periodistas más influyentes? Aparte del citado Jiménez Losantos podemos nombrar a Antonio García Ferreras (procedente de la esfera de Florentino Pérez), Carlos Herrera, Carlos Alsina, Jordi Évole o Arcadi Espada. No estoy incluyendo a los escritores que hoy hacen periodismo de trincheras como Savater, Azúa, Trapiello, Juan Manuel de Prada o Muñoz Molina. Seguro que me dejo alguno en el tintero, pero quizás es que no pinta nada.

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