A Volapié

Calidad democrática y referéndums

Suiza es probablemente el país europeo cuyas instituciones democráticas gozan de más calidad. Una de ellas, inexistente en España, es la del referéndum. De media, los suizos votan 4 veces al año, sin contar los procesos electorales. En Zúrich por ejemplo votan 3 o 4 veces al año un total de hasta 30 cuestiones diferentes. 

Esta forma de consultar a la ciudadanía acerca de los temas verdaderamente sensibles es mucho más democrática que el sistema español. Aquí votamos cada cuatro años en las generales, autonómicas y locales. Luego durante esos cuatro años, los gobiernos que sufrimos hacen lo que quieren con escaso control como es el caso del gobierno central desde 2017, de algunas autonomías como la catalana, y de muchos ayuntamientos. Y todo esto lo hacen sin consultarnos nada.

El parlamento parece desde hace tiempo un apéndice del ejecutivo con nula capacidad de control real sobre este último.  

La justicia es cada vez más dependiente del gobierno, como es el caso del TC que preside Conde-Pumpido. Todas las sentencias del Supremo que no gustan al gobierno se recurren en el TC y problema resuelto, este las anula sin falta, todas o casi todas.

PSOE y PP mantienen una lucha encarnizada por controlar tanto el CGPJ como los dos principales tribunales. Gane quien gane, el resultado siempre será la dependencia de la justicia del vencedor. 

Huelga decir que el gobierno se ríe del Tribunal de Cuentas, o de lo que diga la AIREF, y no creo que sea necesario decir a quién sirve la fiscalía ardientemente. 

Los mecanismos de control que tiene nuestra democracia ya no cumplen su función con eficacia de manera que el gobierno hace prácticamente lo que quiere en todo momento, siempre y cuando tenga contentos a los socios separatistas que le dan la mayoría parlamentaria. 

Y a cuento del separatismo, muchos estamos cansados de la cantinela del referéndum de marras cuyo objeto es desmantelar España, y encima pretenden que les paguemos la fiesta. ¿Dónde se ha visto esto?. Además de cornudos, apaleados. 

¿Quieren referéndums?, adelante pues, reformemos la constitución para que puedan tener lugar no solo para contentar a los partidos extremistas que sostienen a Pedro Sánchez. Hay que dar satisfacción a toda la ciudadanía, no solo a una minoría radicalizada y manipulada de separatistas extremistas. Con la tecnología actual, votar 3 o 4 veces al año de forma no presencial es perfectamente factible. Además, no solo debería hacerse a nivel nacional, sino también a nivel autonómico y local.

Como en Suiza, muchas de las cuestiones claves se deberían aprobar en referéndum. Pocas cosas se deberían quedar fuera, entre ellas cuestiones de política exterior y de defensa, por ejemplo.

Yo distinguiría entre referéndums extraordinarios y ordinarios. La mayoría recaería en la segunda categoría y se debería aprobar por mayoría simple, siempre que la participación rebase el 50%. Los de carácter extraordinario, como es la independencia de una parte de la nación, se deberían aprobar por mayoría cualificada, es decir por al menos dos tercios de los votantes, siendo además la participación de al menos dos tercios. Es inadmisible que en el asunto de la secesión sólo voten los ciudadanos que residen en tal o cual autonomía. Puesto que afecta política y económicamente de forma muy seria a todos los españoles, todos debemos ser llamados a votar. 

Estamos en una época de grandes cambios que se nos están imponiendo, tanto a españoles como al resto de los europeos, sin consultarnos, cambios que están transformando radicalmente nuestra sociedad, debilitando nuestra economía, limitando nuestra capacidad para generar riqueza y para competir con EE.UU y Asia. No solo esto, estas transformaciones ponen en cuestión la propia naturaleza de nuestras sociedades y de sus valores de origen cristiano y grecorromano. 

¿Queremos inmigración sin control?; ¿queremos prohibir la energía nuclear y correr un elevado riesgo de sufrir apagones?; ¿queremos prohibir los automóviles a explosión aun cuando existan combustibles neutros en carbono?; ¿queremos imponer a la fuerza el coche eléctrico y arruinar de paso la industria europea del automóvil?; ¿queremos la agenda 2030?; ¿queremos acabar con la ganadería?; ¿queremos una ley animalista radical?; ¿queremos acabar con la caza y los toros?; ¿queremos que los políticos puedan gastar, subir los impuestos, la deuda y las plantillas públicas sin límite alguno?, etc … Podría añadir decenas de preguntas adicionales, y sobre todas ellas nos deberían consultar.

La democracia española actual me parece muy mejorable. Tenemos que reformar la constitución para modernizarla y hacerla más democrática. Se me ocurren muchas reformas necesarias que no voy a comentar hoy, salvo la del referéndum, procedimiento muy útil para avanzar en calidad democrática.

En este breve artículo solo quiero llamar la atención sobre la necesidad de que se consulte a la ciudadanía acerca de la mayoría de los asuntos relevantes que le afectan o puedan afectar de forma significativa. Esto se hacía en la democracia ateniense, y gracias a la revolución tecnológica, esto vuelve a ser posible hoy en día, como es el caso en Suiza.

Dudo mucho que los partidos españoles que se llenan la boca con la palabra democracia acepten consultar a la ciudadanía. Lo quieren todo para el pueblo, pero sin el pueblo. Se opondrán a introducir la figura del referéndum temerosos de ver su poder y su arbitrariedad recortadas. Entre más democracia y menos poder, o lo contrario, siempre escogerán poca democracia y mucho poder. Así de lamentable es la casta política española. Es triste comparar la altura de miras de los políticos de la transición con los actuales, auténtico hatajo de oligarcas y caciques. 

Necesitamos reformar la constitución para reforzar la separación de poderes, los mecanismos de control, y adecuarla a los tiempos que vivimos. La figura del referéndum es necesaria para aumentar la calidad democrática de nuestro sistema, y como forma de control ciudadano de las distintas administraciones. Lo que tenemos está anticuado a estas alturas del siglo XXI, y especialmente, dada la delicada situación política y económica en la que se hallan España y la UE.

No se pueden cambiar España y Europa de arriba abajo como pretenden algunos grupos de presión aliados con ciertos partidos extremistas sin consultarnos. Votar cada cuatro años para decidir quién va a gobernar es totalmente insuficiente. La ciudadanía tiene que controlar y juzgar las políticas puestas en práctica mediante la figura del referéndum .

Esta es una buena manera de tener una democracia de mucha más calidad, así como de embridar y limitar el poder político, cosa que nunca ha sido más necesaria que hoy en día.

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