Motores que emocionan

La carrera hacia las nubes

Me permito titular esta columna replicando el acertado encabezamiento con el que André Marzoli narró para Autohebdo en 1985 la fantástica victoria de Michèle Mouton en el Pikes Peak, competición del motor tan popular en EEUU como desconocida en Europa. El tercer lugar obtenido por el cántabro Dani Sordo este año ha sido ampliamente recogido en los medios especializados, sin grandes detalles, por lo que muchos aficionados seguirán  preguntándose qué carrera es ésta y cómo se desarrolla. Voy a intentar responder.

El pico Pikes es una cima montañosa cercana a la ciudad de Colorado Springs, ubicada en las estribaciones de las Montañas Rocosas, en el condado de El Paso, perteneciente al estado de Colorado. Su carretera de acceso, abierta en 1887, es el escenario desde 1916 de la Pikes Peak International Hill Climb, un recorrido de 19.983 metros de longitud a través de 156 curvas, con la meta ubicada a nada menos que 4.301 metros sobre el nivel del mar.

Semejante cota la convierte actualmente en la carrera que discurre a más altitud del planeta, aunque no ostenta el récord absoluto, que corresponde al tránsito que hace unos años hizo el Dakar Rally, a 4.767 metros, por el paso de San Francisco, entre Chilecito (Argentina) y Copiapó (Chile), superando así los 4.572 metros alcanzados en 1970, en Bolivia, por el London-México World Cup Rally. 

Si dejamos de lado el aspecto deportivo, el honor de la prueba del motor más alta del mundo le corresponde al Himalayan Challenge 2018, destinada a vehículos clásicos (rememorando el Himalayan Rally de 1980 y 1981), que alcanzó los 5.076 metros, aunque tampoco circuló por la carretera más alta del mundo. Esa distinción queda reservada para la ruta de Tiankong Xian en China, que asciende a los 5.808 metros, poco por encima de otros pasos situados en el Himalaya. El hermetismo del régimen de Xi Jinping nos impide conocer si se disputan carreras allí, y sin que tampoco sepamos si por esas rutas discurrió el Raid Pekín-París de 1907 o los revival conmemorativos celebrados desde 1997. Si de lo que hablamos es hasta donde ha llegado un coche, entonces hay que ir a diciembre de 2023, cuando un Porsche 911 alimentado por e-fuel alcanzó los 6.893 metros de la cima del Volcán del Salado (Chile).

Volviendo a Colorado, la subida al Pikes Peak es, tras las 500 Millas de Indianápolis, la prueba más popular del país, en la que se pueden ver correr todo tipo de vehículos, desde motos a camionetas, y en la que han vencido los grandes nombres del automovilismo norteamericano, como Mario Andretti, Roger Mears, Al Rogers, Rod Millen o, especialmente, la dinastía Unser, con 9 triunfos para Louis, 13 para su sobrino Bobby, 2 para Al, su otro sobrino, y otra más para el hijo de éste, Al jr.

La popularidad de la subida saltó a Europa a principios de los años ochenta, al interesarse por ella Audi, aprovechando el cambio de reglamentación que permitía la participación de vehículos de rallye, que se revelaron más eficaces que los típicos monoplazas yanquis “Open Wheel”. Tras la primera victoria europea en 1985 del Audi Quattro Sport de Mouton, llegaron otras dos más, una de ellas con el legendario Walter Röhrl con un evolucionado Quattro S1 y la otra para el Peugeot 405 T16 de Ari Vatanen, en 1988. Esta última fue fantásticamente filmada por Jean Louis Mourey, dando lugar al cortometraje “Climb Dance”, película de culto para los aficionados, premiada en multitud de festivales y cuya visión aún sobrecoge. 

En aquellos años la subida tenía el piso íntegramente de tierra y sin ninguna protección en los vertiginosos barrancos de su zona alta, conocida como “el patio de juegos del diablo”. A principios de siglo las presiones ecologistas y el atractivo turístico de la zona llevó al progresivo asfaltado del trazado, completado en 2012, y con ello la pérdida de uno de sus signos más característicos, las largas derrapadas al límite de los precipicios. Fueron años dominados por el japonés Tajima y sus Suzuki, con potencias de hasta 1000 CV, despertándose nuevamente el interés de los europeos.

A la victoria de Sebastien Loeb en 2013, de nuevo con un Peugeot, siguieron los triunfos del también francés Romain Dumas, destrozando el récord de la carrera en 2018 con un prototipo Volkswagen eléctrico, tecnología mucho más eficaz a esas alturas que la combustión, sin pérdida de rendimiento. En esto también ha sido pionero el Pikes Peak, un emblema americano que hasta inspiró en 1893 la canción “American the beautiful”, convertida en todo un himno tras los atentados del 11-S.

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