David contra Goliat

A lo largo de la carrera profesional quien más quien menos se ha encontrado de frente con el famoso principio de Peter que formuló un catedrático de la Universidad del Sur de California. El principio afirma que a las personas que realizan bien su trabajo se les promueve a puestos de mayor responsabilidad, hasta el punto de que llegan a un cargo en el que alcanzan su máximo nivel de incompetencia. En el mundo del derecho es incompetente el juez o tribunal que no tiene atribuido el conocimiento del asunto por razón de la materia, del ámbito territorial o de la función. Y hablo de incompetencia porque últimamente estamos viendo demasiados exponentes del principio de Peter entre nuestros gobernantes y para mí que el ranking en estos momentos, y, mira que lo siento, lo ocupa el juez Fernando Grande-Marlaska desde que el presidente Sánchez le designó ministro de Interior. Ya. Ya entiendo que no debe ser un ministerio fácil. Y vaya por delante que no le falta formación, valor, experiencia ni saber hacer. Pero eso es lo que tiene el principio de Peter, que cuando algunos se desplazan de sus zonas de confort en lugar de superarse, comienzan a caer en las umbrías e ingratas zonas de la incapacidad. 

En estos días, Grande-Marlaska se enfrenta a una nueva reprobación. Ya lleva veintitrés, sobrepasando con creces las que obtuvo Irene Montero durante su mandato con su tristemente famosa ley de solo sí es sí. Cierto es que no todas tienen la misma enjundia y que las dos más graves son las del último año porque en ellas hay fallecimientos. La primera fue con ocasión de la muerte de al menos veintitrés inmigrantes que intentaban entrar a Melilla por la frontera de Nador. La iniciativa fue impulsada por el Grupo Popular y recibió el respaldo de Vox, Ciudadanos, ERC, Junts y el BNG. PNV y EH Bildu decidieron abstenerse mientras que, fíjense bien, votaron en contra Unidas Podemos, Teruel Existe, Más País-Equo y, por supuesto, el PSOE. Está claro que muchos se retrataron allí y no porque Grande-Marlaska fuera culpable sino porque como ministro fue el responsable de la desastrosa gestión y, por decirlo de algún modo, no estuvo nada fino ofreciendo escuetas explicaciones y ocultando grabaciones en un alarde de falta de transparencia. La segunda es la muerte de dos agentes de la Guardia Civil que fueron embestidos por una narcolancha en el puerto de Barbate. A mí me recuerda al cuento de David contra Goliat, pero sin final feliz. Los agentes fueron arrollados por una narcolancha semirrígida de más de 14 metros de eslora y cuatro motores fueraborda de trescientos caballos de potencia cada uno, cuando viajaban en una zodiac de apenas, cinco metros y un único motor de ochenta caballos que utilizaban para actividades subacuáticas. Y aquí empiezan las preguntas o la técnica de los porqués que utilizan las empresas ¿Por qué nadie decomisó las narcolanchas que entraron por la tormenta Karlotta al abrigo de la dársena del puerto? La razón esgrimida es que no había ninguna patrullera disponible para identificar a los tripulantes de las narcolanchas ¿Por qué había seis embarcaciones averiadas de la unidad de vigilancia? La respuesta parece obvia por falta de dinero o dejadez. Siguen las preguntas: ¿No hizo gala el ministro, el día anterior de que habían incrementado las inversiones? ¿Es que el incremento de presupuesto no alcanzó ni siquiera a los gastos corrientes? ¿Por qué se desactivó dos años antes el Organismo de Coordinación del Narcotráfico Sur? ¿Quién autorizó el dispositivo de David contra Goliat? 

El ministro debe de tener al enemigo en casa porque de otro modo no se entiende que ningún asesor le recomendara prudencia cuando presumió, en el Campo de Gibraltar, del éxito del plan contra el narcotráfico de la zona y, además, nadie de su equipo fue capaz de anticiparle la posible reacción de unas viudas desbordadas de dolor ¿Es que no hablaron antes con ellas? ¿Nadie se puso en su lugar? Y para más inri, ¿quién tuvo la feliz ocurrencia de vetar la asistencia uniformada de los agentes al homenaje convocado por la Federación Española de Municipios y Provincias? 

La ministra Robles ha salido en su defensa, se nota que lo aprecia “es serio, comprometido, riguroso y con valores”. Seguramente sea todo eso y mucho más, pero no cabe duda que ha caído en la trampa del principio de Peter. Porque, ¿qué ha hecho el ministro? Lo primero decir que no piensa dimitir. Lo segundo desligar lo de Barbate de la falta de medios y efectivos policiales. Después reiterar el esfuerzo en medios humanos y materiales. Luego nada. Como denuncia en una artículo Mayte Alcaraz en el Debate “Ni sus compañeros de Gobierno y (ni) él mismo han compartido ni un minuto de silencio en el Congreso, los socialistas catalanes se opusieron a que los homenajearan en el Parlament, en Bruselas se negaron a declarar su trabajo como profesión de riesgo y su jefe viaja a Marruecos para agradecer a Mohamed VI la labor tan encomiable que hace su régimen mirando para otro lado mientras las mafias del narco imponen un miniestado en el campo de Gibraltar. Todo en orden, pues”. 

Y ahora lo de Koldo… ministro, ¿de verdad merece la pena continuar en el poder con tanto sinsabor? Usted sabrá. Pero, mientras tanto, tendrá que hacérselo mirar y alguna responsabilidad tendrá que reconocer, aunque solo sea por los que en algún momento creyeron en usted.

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