3 dictaduras tienen infectada a Hispanoamérica. Cuba, Venezuela y Nicaragua representan lo más bajo del ser humano autoritario. 3 tiranos y sus séquitos están destruyendo las esperanzas de millones de personas. Díaz-Canel, Maduro y Ortega son seres perversos que tienen sumidos en la pobreza y la inseguridad a gente humilde que ha sido víctima de sistemas represivos y de una forma de gobernar que jamás generará desarrollo económico y social. Lo más reprochable es el comportamiento de las autoridades de países desarrollados, quienes no rompen relaciones diplomáticas con estos países. Y en muchos casos, reciben a sus tiranos con honores y tratos de jefes de Estado.
Cuba ha completado 66 años de una dictadura siniestra. Leer el diario Granma, órgano oficial del Partido Comunista cubano, es un ejercicio necesario para constatar la ineficacia de un régimen que utiliza tarjetas de distribución de alimentos, que impide la libertad de expresión y que no acepta partidos políticos opositores. Diaz-Canel, apoyado por varios presidentes, justifica la represión a su pueblo por el bloqueo de Estados Unidos.
Por su parte Venezuela, engaña al mundo con unas supuestas elecciones libres. Todos sabemos que Maduro y su pandilla no entregarán el poder pacíficamente. Maduro lidera una banda narco que incluso encarga asesinatos en otros países, como Chile. Maduro es un payaso que ha logrado apoyo de grandes potencias como China, Rusia e Irán. Ha incorporado a sus mapas oficiales territorios ajenos y amenaza con invadirlos. Maduro y su familia cercana, viven en la opulencia, protegidos por centenares de altos oficiales militares que esconden su barbarie y se benefician a sí mismos.
Finalmente Ortega y su diabólica esposa, se han atrincherado en el país, deportando religiosos, expulsando a diplomáticos y aislando a su país del mundo civilizado. Los organismos multilaterales, empezando por la OEA y la CEPAL han sido débiles y cómplices de estos regímenes dictatoriales.
De no haber una pronta y dura intervención internacional, esos 3 países seguirán auto destruidos. Estos países no deberían ser autorizados a participar en olimpíadas, torneos regionales y deberían ser expulsados de la ONU, hasta que retornen a la normalidad democrática.
En España, las autoridades escarban en hechos de hace 90 años e ignoran simultáneamente, la realidad de 3 países de habla hispana. El triángulo maldito debería ser pronto desarticulado por la comunidad internacional, presionando a sus autoridades a que dejen el poder por la razón, para evitar que la fuerza sea la única opción.
