Una mirada posible

Modestamente, Borges

Hace años tuve la oportunidad de leer el ensayo crítico La modestia de Borges escrito por Rafael Gutiérrez Girardot. En este libro Gutiérrez Girardot analiza la obra y la vida del escritor Jorge Luis Borges enfocándose en una cualidad del autor argentino: la modestia que refleja en su literatura y en su vida. Para Gutiérrez Girardot la modestia de Borges se puede rastrear en tres aspectos: la ironía, la humildad y la conciencia de las limitaciones humanas. La modestia para Borges no era una cuestión de la moral, sino una actitud literaria y filosófica que le permitió, a través de sus obras, cuestionar la autoridad y los dogmas impuestos por la sociedad y las modas de su época. 

La palabra prólogo se divide en dos partes: pro que significa antes y logos que significa palabra, discurso o razón. Entonces este término se refiere a una palabra o discurso que sirve de introducción al texto principal. Jorge Luis Borges prologó algunos de sus libros dejando en estos escritos su impronta literaria, filosófica e intelectual. Además, Borges tendría la suerte de que otros autores le escribieran prólogos de alto calado estético, es el caso, de Roger Caillois quien escribió el prólogo de la edición vertida al francés del libro Ficciones y Vladimir Nabokov quien realizó un “prólogo fallido” para el libro Ficciones, pero el prólogo no tuvo la suerte de salir en el libro. Sin embargo, este “prólogo fallido” fue la chispa para que Nabokov escribiera un notable ensayo para el New York Times en el año de 1967.

El primer prólogo con la rúbrica de Borges que leí fue el que le escribió a Fervor de Buenos Aires, aunque el libro fue publicado en 1923, la edición que leí fue la que Borges prologó el 18 de agosto de 1969, y me parece importante este dato porque el autor prologó su libro con las marcas que deja los años en el cuerpo y en el espíritu.  Borges, ha trasegado cuarenta y nueve años desde que escribió y publicó por primera vez el libro y en su escritura se evidencia la madurez de una persona que duda siempre de lo que escribe, madurez que dan medio siglo de lecturas, reescrituras y de singladuras literarias que permitieron a Borges adquirir una conciencia autocrítica que es el primer peldaño para crear un universo propio a través de la autenticidad de su palabra. 

En el prólogo de Fervor de Buenos Aires Jorge Luis Borges inicia de modo confesional como una manera de entregarse al lector: No he reescrito el libro. He mitigado sus excesos de barrocos, he limado asperezas, he tachado sensiblerías y vaguedades[…], Borges admite en un acto de humildad que la labor de un escritor es en su mayoría una labor de reescritura del pasado. Reescribir sus errores, sus aciertos, sus miedos. El escritor al igual que Sísifo está condenado a cargar con la misma piedra de siempre. Volver a Fervor de Buenos Aires fue la posibilidad para que Borges convalidara lo que dijo Ángel González en su texto Poesía y compromiso: La poesía, como la obra del hombre y para el hombre, está sujeta a tantos cambios y mudanzas como el hombre mismo., como el río de Heráclito, como un estado de mutabilidad en el cual en cada palabra del poema el autor regresa distinto e igual y con heridas más profundas porque descubre que el poema que creía conocer, ahora, es otro desafío en la hoja en blanco. 

Luna enfrente es un libro publicado por Jorge Luis Borges en 1925 y en agosto del año 1969 el autor lo prologa. Borges sostiene en este prólogo que la Fatalidad de un escritor radica en la imposibilidad de escapar del presente y descubrir la alquimia de habitar en el futuro o en el pasado. Este pensamiento borgiano abona el terreno para el debate, ¿un verdadero escritor no escribe para los lectores de su tiempo? Así pues, Borges reconoce el problema de la Fatalidad del escritor como parte fundamentar de la literatura y busca establecer un diálogo con el lector donde no solo prime la experiencia estética de la obra y racional de la obra literaria, sino la posibilidad de crear puentes con lectores atemporales. 

En el libro Los conjurados impreso en 1985, Borges, en el prólogo define a la poesía como una suerte de magia menor., esta postura le permite tomar distancia y entrar al hecho poético conservando una actitud humilde: sin vanaglorias ni pretensiones de Rock Stars patético que, en vez de acercar al autor con sus lectores, crean barreras impenetrables. Otro asunto que recoge Borges en este prólogo es la perenne cuestión de qué es más relevante, ¿el fondo o la forma? Qué es más importante al momento de escribir, ¿el cómo se dice o qué se dice? Borges, tiene una postura clara frente a este dilema y confiesa que para él pesa más la cadencia y la forma que el sentido y valora la capacidad que tiene cada escritor en elegir los recursos literarios adecuados para darle belleza al texto.

Quiero terminar con Funes el memorioso de 1942. Funes sufre de una condición llamada hipermnesia que le permite recordar cada suceso de su vida con precisión. Sin embargo, adolece de la capacidad de pensar profundamente sobre sus recuerdos y de crear a partir de los mismos. Funes no es capaz de escribir un poema recordando algo que lo conmovió, o, de imaginar un paisaje y pintarlo. ¿Recordar el pasado es un lastre que no permite pensar el presente?, ¿la acumulación de información priva (como a Funes) de la capacidad del pensamiento abstracto? Aunque Borges menciona que Funes el memorioso es una larga metáfora del insomnio yo pensaría (contradiciendo a Borges) que Funes también representa la imposibilidad del género humano para valorar y aplicar un acto tan modesto como la capacidad de reflexionar.