Anécdotas literarias de Madrid

Juan Pérez Creus

Mi amigo el poeta Ángel García López siempre ha sido muy dado a contar anécdotas literarias relacionadas con Madrid, porque frecuentó muy de cerca su paisaje y también su paisanaje, y le gusta recordar a poetas y escritores que conoció a lo largo de los años.

Recuerdo ahora aquel 13 de diciembre de 2012 o de 2013 - no recuerdo el año con precisión - en el que estábamos comiendo un cocido sanjuaniego en Fontiveros. Nos hablaba aquel día de Juan Pérez Creus, de Pepe Hierro, de Jesús Hilario Tundidor y también de Luis López Anglada, de José García Nieto y de otros poetas que, antes que nosotros, también habían sido Juglares de Fontiveros. Por la tarde, y en un acto organizado en la Casa Cultural dedicada a San Juan de la Cruz, recitamos poemas en el auditorio y quedamos a dormir para poder celebrar el día 14 la festividad Juan de Yepes en todo su esplendor.

Recuerdo que empezó diciendo, porque los demás contertulios no lo habíamos conocido, que Juan Pérez Creus era Maestro Nacional. Y refiriéndose a su obra recordó que tenía casi siempre un toque satírico y burlesco que le otorgaba un carácter particular, donde el humor y el ingenio sobresalían. Luego nos recitó de memoria algunos de los versos del autor, incluso un soneto y nos habló de algunas de las tertulias literarias en el café Gijón y del Varela. Nos confirmó que Pérez Creus había sido uno de los poetas que acudían con cierta asiduidad a aquellos eventos dominicales que organizaba y patrocinaba el poeta, mecenas y empresario teatral Conrado Blanco Plaza en el Teatro Lara y que vinieron a llamarse “Alforjas para la poesía”.

De entre los muchos versos que Pérez Creus dejó escritos vamos a recordarlo hoy en uno de sus ingeniosos epigramas: Desde Almería ha llegado / Diego Fernández Collado / con unos versos muy flojos, / y para mayor dolor, /una buena parte cojos / lo mismito que su autor. 

Creus fue amigo de Camilo José Cela, Rafael Cansinos-Assens, Manolito el Pollero y de muchos otros literatos que compartieron aventuras y desventuras en los recónditos rincones literarios de aquel viejo Madrid.

Se suicidó cuando estaba ya a punto de cumplir los 90 años de edad, precipitándose al vacío. Y, aunque vivía en un bajo, una mañana lo vio un vecino subir poco a poco por las escaleras de su propio edificio y le preguntó a dónde iba. Juan Pérez Creus respondió impasiblemente y casi con desdén: a suicidarme. Al rato se escuchó un golpe sordo en la calle y allí estaba tendido. Así fue como terminó voluntariamente con su vida en el año 1999.   

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