Anécdotas literarias de Madrid

Mariano de Cavia y el incendio del Museo del Prado

Fue Mariano de Cavia (Zaragoza, 1855 - Madrid, 1920) un escritor y periodista especializado en crítica taurina y miembro de la Real Academia Española desde 1916. El 25 de noviembre de 1891 ofreció en el periódico “El Liberal” un controvertido artículo en el que describía, con todo lujo de detalles, un gran incendio que durante la noche había asolado el Museo del Prado. La noticia se extendió como la pólvora por todo Madrid y llegó a armarse tal revuelo que acudieron cientos de personas para comprobar el alcance de las llamas. Pero el Museo del Prado no había ardido y por lo tanto nada le había sucedido a la gran pinacoteca. Mariano de Cavia escribió ese artículo porque ya se habían producido dos pequeños incendios en el Museo, que se habían saldado sin graves consecuencias. Así advertía a las autoridades españolas de la conveniencia de custodiar mejor las valiosas obras de arte, y ponía sobre aviso en la conveniencia de contratar un seguro. Había que tener en cuenta que el Museo del Prado era entonces de un vetusto edificio que carecía de condiciones suficientes para acoger un patrimonio tan valioso.

Las instalaciones del Museo del Prado eran deplorables y esa falsa alarma provocada por el artículo de Cavia ponía énfasis en lo que en cualquier momento podría suceder. El periodista ofreció detalles tan minuciosos y verosímiles que la lamentable noticia parecía un suceso tan real que, incluso, llegó a narrar el modo en el que ya habían ardido grandes obras de Velázquez, de Tiziano y de otros grandes maestros. Contó cómo muchos madrileños se habían arriesgado entre las peligrosas llamas para salvar algunos de los cuadros más notables y cómo otras muchas obras de arte se habían convertido ya en ceniza.     

El falso incendio del Museo del Prado.
El falso incendio del Museo del Prado.

El falso relato y el brillante artículo pusieron en pie a las autoridades para que antes de que ocurriese en realidad se pusiese remedio.

Pocos días después el ministro de Fomento, Manuel Linares Rivas, visitó el edificio y comprobó sorprendido que en los sótanos se guardaba toda una leñera atiborrada y vio, con sus propios ojos, a los niños que jugaban entre los escondites de aquel sótano con perros y con gatos. Se dio cuenta de que las instalaciones eran sumamente deficientes y de que algunos trabajadores del Museo habitaban en las viejísimas viviendas del piso superior, con cocinas y estufas deficientes, y así fue cómo Linares Rivas planteó seriamente la necesidad urgente de un acondicionamiento que evitase una catástrofe de tales dimensiones. Como consecuencia de aquel artículo se sustituyó la cubierta. Fueron desalojadas las familias que vivían en esas dependencias y pudo habilitarse un más moderno sistema de calefacción. Se tomaron medidas para que el suceso, simplemente imaginado, quedara en una anécdota. Mariano de Cavia publicó al día siguiente otro artículo que se tituló ¿por qué he incendiado el Museo del Prado?

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