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El centenario de Chillida. Lugar de encuentro

Pilar Corredoira
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A punto de cumplirse el próximo 10 de enero el centenario de nacimiento de Eduardo Chillida (San Sebastián, 1924- 2002), arrancan las primeras conmemoraciones en su honor, impulsadas por la Fundación Eduardo Chillida-Pilar Belzunce, que tendrán continuidad a lo largo del próximo año, bajo el lema “Chillida 100 años. Lugar de encuentro”. Verdaderamente para Chillida las esculturas públicas son lugares de encuentro, de convivencia y sobre ese fundamento llevó a cabo una serie de piezas de carácter urbano, en los comienzos de la década de los setenta, que han quedado instaladas en Madrid, Bilbao y Toledo. Los lugares, en los espacios exteriores en contacto con las personas, y la naturaleza son poderosas razones para el desarrollo de su obra distribuida en escogidos puntos de la geografía española: “Elogio del Horizonte” (Gijón), “Peine de los vientos“ (San Sebastián), “Monumento a la Tolerancia” (Sevilla), o “Elogio del Agua” (Barcelona). Y más allá de nuestras fronteras se encuentran un total de medio centenar, entre ellas, “Campo Espacio de Paz” (Lund, Suecia), “Lotura XXX”, Museo Olímpico de Lausanne (Suiza), “Jaula de la Libertad” (Tréveris, Alemania), “Alrededor del Vacío” (Washington, EE.UU.), “Zuhaitz V“ (Grenoble, Francia). Integradas en cada lugar son cómplices del entorno, dándole un mayor relieve con su presencia sin que ello suponga perder ni un ápice de su grandeza, sentido de austeridad y humildad, virtudes habituales en las obras del escultor. 

En Santiago de Compostela, en 1994, Chillida instaló una gran escultura que se mimetiza con la especificidad del Parque de Bonaval; la obra denominada “Porta da música”, de acero corten,   forma parte de una serie que tiene su inspiración en los textos filosóficos de San Agustín, recogidos en el tratado “De música”.  Resistente al paso del tiempo ha ganado con los años y ahí está invitando a contemplar, desde su interior, las torres de la Catedral, también a escuchar  en los días de viento y tormenta, el sonido transformado en música. 

En ese lugar privilegiado que es Bonaval, la fusión entre arte y espacio público tiene su mejor ejemplo; en él se conjugan elementos diferentes del pasado y el presente: la iglesia y convento de San Domingos de Bonaval, el edificio del CGAC de Alvaro Siza y el parque intervenido por la arquitecta paisajista Isabel Aguirre. La escultura de Chillida, tiene el aspecto de una gran puerta, también es un mirador, y recuerda desde su plataforma, el homenaje que el escultor ofreció con esa obra al Camino de Santiago.  

Y como compendio, para sintetizar su universo, debemos detenernos en su museo Chillida Leku que reúne los requisitos ambientales idóneos y emotivos que él deseaba para el entendimiento de su evolución y proceso creativo. El museo recrea la obra del escultor y hace posible la comprensión gracias a la claridad y autenticidad  que ofrece. En 1983 Eduardo Chillida y su mujer Pilar Belzunce encontraron en el Caserío Zabalaga el sitio adecuado, con los componentes precisos para facilitar la creación de las esculturas y su instalación al aire libre, una vez finalizadas. Desde entonces, el rehabilitado edificio del siglo XVI, ubicado en Hernani, en una gran extensión de terreno, aunó definitivamente taller y parque. Las obras de grandes formatos, recias y geométricas que el artista iría situando intuitivamente, constituyeron un nuevo bosque potenciado por los árboles existentes; piezas de su colección explican su trayectoria: “Lotura XXXII”, “Buscando la luz”, “Consejo al espacio IV”, “Peine de los vientos XVII”, y las dedicadas a Braque, Pacioli y Balenciaga evidencian arraigo a la tierra y vocación universal. 

Con el tiempo, Chillida Leku, se ha convertido en un espacio único, comunicativo y veraz, por lo que no es de extrañar que desde su reapertura en 2019 se haya convertido en uno de los centros que generan mayor interés. Apoyado en lo referente a la representación internacional de la obra del escultor, por la galería Hauser and  Wirth, la nueva etapa ha venido a reforzar la continuidad de su mensaje que veremos multiplicado en 2024, año encuentros en torno a su obra.