Ciencia, periodismo y política

Inspiración y drogas

Dr. Fernando García Alonso
photo_camera Fernando García Alonso

‘La inspiración ha de cogerte trabajando’, esta es una de las muchas ‘boutades’ de Picasso que ha hecho fortuna y suele ser citada, además, fuera de contexto. Otro mantra habitual es la pretensión de que las drogas inspiran a los artistas, una relación de causalidad que es una mera asociación estadística dado el número de artistas que se drogan. Lo que hoy sabemos de la inspiración bajo el prisma de la ciencia, no del anecdotario chusco, es que se produce durante los periodos en que la ‘red neuronal por defecto’ (RND) se encuentra desconectada de las aferencias exteriores. Esto ocurre cuando estamos con la ‘mente en blanco’, en duerme-vela, mirando el horizonte. La RND tiene en esos momentos una intensa actividad que consume el 80% de la energía del cerebro y está mezclando y relacionando todos los recuerdos contenidos en su memoria. Una peculiar circunstancia vital me ha permitido ver cómo se relacionan las drogas, la inspiración y la RND.

Corría 2004 cuando estuve buscando un muralista que me pintara uno en un formato de siete metros por tres en una de las bardas interiores de un viejo caserón manchego. No fue fácil, no quería grafiteros sino un pintor que trabajara con pinceles. Por fin encontré uno, un moldavo que  acaba de salir de la cárcel por un delito de tráfico de drogas, se había formado en la escuela Repin de la URSS y respondía al nombre de Arturo Marian Llanos. Era hijo de un periodista moldavo y una exiliada a la Unión Soviética durante nuestra Guerra Civil. Le instalamos en el caserón y le dimos una orientación sobre el motivo del mural, la llamada Batalla de Barajas que se dio entre dos facciones de caballeros de la Orden de Calatrava allá por 1443. Se puso manos a la obra rápidamente pero nos advirtió que solo podía pintar bajo el influjo del ‘crack’, al que era adicto. Ante esta situación le acompañamos a visitar a un psiquiatra que era buen amigo, el cual ante nuestra sorpresa lo solucionó con un antipsicótico y la seguridad de rehabilitación ahora que viviría en un contexto familiar (mi mujer, mis hijos y los perros), lejos de sus vivencias carcelarias. Problema solucionado, pero ¿y la inspiración?  

Seguía allí pese a la ausencia de drogas. Su estancia entre nosotros se prolongó durante 14 años, hasta que falleció a los 50 víctima de una fibrosis pulmonar producida por el crack y sedimentada por el tabaco. Durante ese periodo realizó media docena de exposiciones, tres individuales, con un relativo éxito. Arturo se pasaba horas meditando y cuándo le preguntabas qué hacía, respondía airado: ‘Coño, pues trabajando’, es decir, buscando inspiración en la RND. Él era un artista complejo, muy influido por la obra de Pavel Filonov, del que era devoto no solo en lo artístico sino en lo espiritual. Solo vivía para la pintura, no paraba,  aunque como Filónov, prestando una extrema atención al detalle.

La vida con Arturo fue apasionante tanto para mí como para mi familia y amigos. Quedan sus obras, los catálogos de sus exposiciones, un detallado libro sobre su trayectoria que me encargué de escribir y un video profesional sobre él que está en Vimeo. Su vida artística es una prueba palmaria de que inspiración y drogas es una asociación casual pero no causal.