Ciencia, periodismo y política

La dicción

Asistimos estos días a una discusión pública entre un viejo socialista, Josep Borrell, y la ministra María Jesús Montero al hilo de si los acuerdos de Illa con ERC son o no son un ‘Concierto’. Me llama la atención la cuidada dicción del catalán Borrell comparada con la de la andaluza Montero al ‘estilo Lola Flores’. Mucho se habla de los acentos regionales, poniéndolos en valor, pero no ha de confundirse ‘acento’ con ‘dicción’. Felipe González tiene acento andaluz y una impecable dicción; no pueden pues disculparse los anacolutos y la extraña jerga de la ministra en base a su andalucismo. Cuando ella era Consejera de Salud en Andalucía y yo Director General de Farmacia en el Ministerio, hace 20 años, coincidíamos en el Consejo Interterritorial. Ya entonces me asombraba su peculiar dicción que ha permanecido incólume con el tiempo.

Uno entiende que la dicción adquiere relevancia para los que hablan en público, particularmente los políticos y los locutores, pero no parece que esta sea una asignatura prioritaria. Entre los locutores televisivos se ha puesto de moda una forma de dicción que he bautizado como ‘esdrujulismo’, consistente en acentuar la primera sílaba en palabras llanas e incluso agudas, como por ejemplo ‘competición’ que es convertida en ‘cóm-peticion’. No es solo propio de los que retransmiten deporte, sino que es una plaga también en los telediarios donde los hechos ya no son ‘importantes’ sino ‘ím-portantes’. Lo mas curioso es que a un compañero de trabajo que decía ‘ín-vestigacion’ le pregunté por qué hablaba así. Mi sorpresa fue grande cuando me explicó que se lo habían aconsejado en un curso para hablar en público, como método para conseguir mayor énfasis. Se me ocurre reeducar a todos estos ‘esdrujulistas’ condenándoles a escuchar los discursos completos del camarada Fidel, cuya dicción con acento cubano era excelente.