Detrás de los números

Lágrimas de cocodrilo

El sistema de financiación de las Comunidades Autónomas lleva años sin actualizarse, lo cual ha llevado, con el devenir del tiempo, a constatar que algunas regiones están claramente infrafinanciadas, como es el caso de Valencia o sobrefinanciadas como Cantabria. No voy en este espacio a entrar técnicamente en el procedimiento de cálculo, pero sí señalar que únicamente aportan neto al sistema Madrid, Cataluña y Baleares, la primera el triple que la segunda y 20 veces más que la tercera. Como pueden suponer, las demás regiones perciben más dinero que el que aportan.

Lejos del necesario “aggiornamento”, se pretende que una región goce unilateralmente de una especie de “cupo” al estilo vasco o navarro. Varias consideraciones se pueden hacer al respecto:

  • Estas últimas gozan de un privilegio, que independientemente de que lo hayan conseguido con el apoyo de buenas dosis de amonal, es recogido en la Constitución
  • Sólo representan el 5% de España, mientras que Cataluña sería 4 veces más, el 20%, lo cual aboca a una ruptura del sistema
  • Si se pretende que esta última región recaude todos los impuestos a cambio de pagar una limosna por concretar, es meridianamente claro que alguien va a poner el dinero o recibir menos. Y no vale hacer trampas al solitario diciendo que vendrá del Estado, ya que al fin y al cabo todos formamos parte de él,
  • Facilita la secesión de quien ya ha comunicado que lo volverá a intentar
  • No responde al interés general sino al muy particular de mantenerse en el poder a cualquier precio.

Esta vez varios “barones” regionales socialistas han levantado la voz. Unos porque no tienen nada que perder al saberse amortizados como Tudanca en Castilla y León, otros en la oposición como Gallardo en Extremadura o Lambán en Aragón. De los pocos que gobiernan, Barbón en Asturias no parece alterar sus plácidas vacaciones para manifestarse, cosa curiosa en la región más en declive de España y que lleva viviendo de la solidaridad de los demás durante décadas gracias a contribuyentes y consumidores que han sufrido sus muy deficitarias minas y hoy con el 40% de su población cobrando del Estado, bien como pensionista, desempleado o funcionario, muy por encima de la segunda en el ranking, Extremadura.

El más díscolo, si así puede decirse, es Page, de Castilla la Mancha. Sin embargo, todo son lágrimas de cocodrilo, puesto que el curso legal que debe llevar la reforma unilateral del sistema de financiación desemboca en una Ley Orgánica, esto es, debe ser aprobada por mayoría absoluta del Congreso de los Diputados y ninguno de los susodichos forma parte del mismo. No se ha oído la voz de ninguno de los socialistas que serán llamados a votar, quizá porque la inmensa mayoría de ellos tienen un currículum que cabría en el canto de una tarjeta de visita y en sus respectivos trabajos, quien los tuviera, ni por asomo llegan a los emolumentos que perciben por su molicie. No hay mejor bozal que un cargo y una nómina. Mejor harían estos “varones” en persuadirles de que se comporten dignamente, por ejemplo, a los dos de León, provincia que será especialmente perjudicada. Aunque eso, en vista del ejemplo de su jefe, cuya familia no hace más que proporcionar titulares poco edificantes en prensa nacional e internacional, es imposible.