Punto de resistencia

El país de las maletas (Venezuela)

La historia de nuestra América siempre ha estado directamente relacionada con unas maletas. Ese implemento que es tan necesario ha marcado no sólo la historia de nuestro continente, sino que además ha tenido un importante lugar en la historia de Venezuela. 

Desde el tercer viaje de Colón, cuando las carabelas llegaron a Macuro para mostrarle a los aborígenes inmensos baúles llenos de cristales que cambiaron por oro y perlas de nuestra costa. Así, las maletas llegaban a tomar roles protagónicos en diversos pasajes de nuestra vida. 

Bolívar cruzó los Andes en su gesta libertaria lleno de esperanzas, pero también de equipaje. Se hablaba de la cantidad de valijas que siempre acompañó a los dictadores como el General Juan Vicente Goméz ó a Marcos Pérez Jiménez. En el caso de este último se dice que al momento de su escape de Venezuela, algunas valijas quedaron abandonadas a su suerte en la propia pista del Aeropuerto La Carlota en Caracas. Al final eran las maletas ó la familia. 

Muchas fueron las maletas y maletines que cambiaron de manos en la época de nuestra democracia, algunas de ellas reportadas en los diversos medios y otras que no tuvieron la misma suerte y que cambiaron de mano en transacciones que utilizaron el anonimato como su fuerte. 

Pero llegó la llamada revolución de siglo XXI liderada por Hugo Chávez y la maleta pasó a tomar un lugar preponderante en la nueva alta sociedad caraqueña, alimentada por las maletas de dinero que trajeron planes como el Bolívar 2000 ó peor, a través de cientos de miles de kilos de droga, que en maletas han viajado desde Venezuela al mundo entero. Dejamos de ser líderes en turismo en otros países para convertirnos en los más grandes narcos, corruptos, ladrones y tramposos del hemisferio.

El 4 de agosto de 2007, Guido Antonini Wilson llegaba a la Argentina con más de 790 mil dólares que jamás fueron reportados y por tanto procedió un decomiso que derivó en escándalo cuando el propio involucrado declaraba que el importe era para ayudar a la campaña del Kirchnerismo en ese país. El “Valijagate” estuvo dando vueltas por los juzgados de Argentina por 16 años, con declaraciones de personajes en Venezuela que reían cuando se recordaban del monto decomisado. En total la maleta tenía 800 mil dólares que no representaban ni el cinco por ciento de más de 21 millones de dólares que los propios chavistas declararon haber ingresado en el país austral. Al final “Pachi” Uberti, un funcionario cercano a los Kirchner se llevó una condena de 4 años, algo así como un “Golpe en la muñeca” que enterró otra maleta. 

Hablar ante un medio español del caso que involucra a Delcy Rodríguez es lo que llamo un ejercicio de repetición, pero en esas maletas iban más de 100 millones de dólares en oro, ese que hurtan a diario de nuestra Amazonía y que no hace más que servir de balón de oxígeno para sostener un régimen derrotado y perdido en la violencia y la perenne violación de los Derechos Humanos. 

Las maletas también representan el más grande éxodo de una población en la historia. Esos Venezolanos que cansados de soportar el abuso, el hambre y la inseguridad quieren darle un rayito de esperanza a sus hijos, atravesando selvas agrestes, llenas de alimañas de dos y cuatro patas, en donde la consigna es “evitar morir para empezar de nuevo”. 

Pero recientemente las maletas quizás estén dando un nuevo giro en la historia de nuestra golpeada patria. Las de Delcy se han volteado para destapar uno de los más grandes escándalos de corrupción de la historia de España.  Las de Edmundo González, presidente electo el pasado 28 de julio y vilmente robado por la caterva de hampones que pretenden mantener un narcoestado a la fuerza, llevan una esperanza renovada y una historia que parece encaminarse a una transición el próximo 10 de enero. Las “Gucci” que el dictador Maduro juró que habían sido llevadas por la líder opositora María Corina Machado en una supuesta huida de Venezuela, al final aterrizaron en Washington a tiempo para ser presentadas en una histórica Asamblea de la Organización de Estados Americanos, cuando la valiente Jennie Lincoln del Centro Carter, mostró el físico de las actas que certifican el robo perpetrado por la narco dictadura. 

Quizás el próximo capítulo de las maletas y Venezuela sean las de los dictadores saliendo y la de los millones de Venezolanos regresando a revivir a una patria que muere de mengua y ultraje, pero que también sabe que la recuperación es posible. 

Decía el poeta anónimo Colombiano “DFV” :

Las maletas yacen en la entrada de tu alma/, 
Buscan la salida, quieren alargar la distancia/,
Huyen cargadas de anécdotas y recuerdos/,
Pero aún conscientes de su poca relevancia/.
Iré con ellas, posando en ellas mi dignidad/,
Y aquellas alegrías llenas de celo y vanidad.

Que esa dignidad perdida y esas alegrías de antaño, renazcan de nuevo en Venezuela, con un nuevo rumbo democrático y con las maletas de la ignominia guardadas en el depósito de las peores pesadillas de nuestra historia.

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