Conciencia histórica y memoria de los relatos

Reflexiones en torno a las Experiencias Cercanas a la Muerte, (E.C.M.)

En los últimos años, los medios informáticos suelen incluir en sus programas noticias denominadas “experiencias cercanas a la muerte" (E.C.M), la mayor parte de las cuales son manifestaciones personales de los que se confiesan sus protagonistas. Tales informaciones aparecen con notoria frecuencia, lo que hace suponer el creciente interés que suscitan, tanto por lo extraordinario de los contenidos, como por la curiosidad de los visitantes de dichos programas.

Una exposición de este fenómeno (E.C.M.) que sin duda merece especial atención es la efectuada por el D. Manuel Sans Segarra, cirujano y profesor universitario, el cual aporta como prueba su testimonio médico de un caso por él conocido, por tratarse de una enfermera o sanitaria de su servicio, cuyo acontecimiento, le llevó a interesarse personalmente.

La historia a la que se hace referencia es la de una enfermera, víctima de un proceso terminal en el que fue dada por muerta: es decir, presentaba arreflexia total, parada cardio-respiratoria de más de 15 minutos, E.C.G. plano, esto es, las condiciones exigidas para tan infausto diagnóstico.

Lo sorprendente es que después de las maniobras de “resucitación”, y reanimación, la paciente recuperó sus constantes y retorno a un nivel de conciencia que le permitió comunicarse, relatando haber vivido durante dicho trance, enigmáticas vivencias, tales como: 

  1. Una sorpresa inenarrable ante el nuevo hábitat.
  2. Ver su cuerpo y contemplar todo lo que estaba pasando en el entorno.
  3. Reconocer a las personas del servicio.
  4. En un intento de contactar con el médico, tuvo la sensación de que su mano pasaba por dentro del cuerpo.
  5. Haber sido visitada por unos “seres de luz”, que la orientaban y la ponían en contacto con personas y familiares conocidos.
  6. Trasladarse y visitar lugares lejanos.
  7. Sensación de una paz inmensa y un absoluto e indescriptible sentimiento de amor.
  8. Rememoración con detalle de lo acontecido y pérdida del miedo a la muerte.

El. Doctor Sans Segarra, en su exposición, admite que ante tales manifestaciones, muy similares a las de otros muchos casos que pasaron por el mismo trance, creció en él  un especial interés por intentar esclarecer la naturaleza de tales fenómenos, y como clínico ejerciente  iniciar una investigación apoyada en el  método científico, estudiando las posibles causas, la etiopatogenia, y un análisis comparativo.

Reunió una casuística estadísticamente valorable y se esforzó en someter el material al criterio de sus colegas de hospital y de la universidad, en especial, a los neurólogos, psiquiatras y psicólogos.

Expuestos los casos, el grupo constituido por los referidos especialistas, concluyó que todo aquello no era otra cosa que simples alucinaciones y delirios psicóticos, en los que no existen considerables afinidades temáticas.

El Dr. Sans, no se sintió conforme con la respuesta, puesto que en su casuística, se manifestaban experiencias y vivencias similares, con cierta ordenación secuencial, lo que permitía suponer una diferencia con las alucinaciones y los delirios de los psicóticos, ante lo que  los colegas profesionales neuro-psi, le aclararon que las alucinaciones y los delirios psicóticos son absurdos y no conservan orden ni sentido alguno, siendo distintos uno a otros, y no se repiten, además de que los enfermos no suelen recordarlos.

Dado que los casos que el Dr. Sans Segarra conocía, poseían cierta lógica estructural en sus relatos, y sus experiencias eran recordadas de forma permanente, coincidiendo con una pérdida del temor a la muerte, se vio movido a buscar otras explicaciones, recurriendo a los expertos en Física Cuántica.

Informados de forma pormenorizada de su proyecto de investigación, los del Departamento de Física Cuántica le advirtieron de que no poseían conocimiento alguno acerca de los fenómenos que les exponía,  aunque le hablaron de que, en definitiva, somos energía, por lo que no sería un absurdo plantearse que lo que acontece en el trance que denominamos muerte fuese, por decirlo de manera gráfica, una forma de mutación a una existencia inextinguible. En conclusión, comenzar a considerar la muerte como un paso, como algo inexistente.

La meritoria investigación del Dr. Manuel Sans Segarra, más allá de la extrañeza que en principio pueda provocar, está teniendo una merecida y creciente atención entre el público general.

A mi como psiquiatra, en primer lugar, quiero felicitar al Dr. Sans Segarra, por sus observaciones, su persistencia en la indagación de las causas, su valentía y su tesón.

Sin embargo, debo confesar cierta extrañeza ante la respuesta ofrecida por los psiquiatras a los que planteó sus dudas, ya que en mi modesto criterio, merecían mayor prudencia.

Los delirios y las alucinaciones de los psicóticos no son en sí mismo absurdos sino dignos de una interpretación. Tampoco son “todos distintos”, sino que suelen tender a un itinerario de contenido no biográfico, sino mitológico: tal como propugna la original doctrina del profesor Ramón Sarró de Barcelona, muy digna de tenerse en cuenta. Si acaso, solo las formas etiquetadas como “Delirium”, podrían ser consideradas  como confusionales.

El análisis de los contenidos expuestos en las E.C.M, merecen atención, dedicación y una consideración personalizada, Sin descartar la importancia de la neurobiología, como predisponerte, no sería desdeñable recurrir a la fenomenología, hoy postergada, y quizá, a la Psicología Analítica de C.G.Jung,