Motores que emocionan

Territorio Suomi

La celebración de los Juegos Olímpicos nos ha mostrado el dominio que algunos países ejercen en determinadas disciplinas. Que EEUU sea históricamente la dueña de la piscina, o que a Rusia nadie la ganó mientras compitió en natación sincronizada, no sorprende tanto por tratarse de naciones muy pobladas. Pero que Jamaica sea la gran potencia de la velocidad sobre el tartán, que Rumanía acumule ya 22 oros en remo o que Uzbekistán se haya ido de París con 5 oros en boxeo, sí que asombra.

Fuera de las disciplinas olímpicas, ningún caso es tan llamativo como el que Finlandia ejerce en los tramos de rallyes, tratándose de un pequeño país con poco más de 5 millones de habitantes y cuyo único fabricante de vehículos de 4 ruedas es Valtra, prestigiosa constructora de… tractores.

Desde la creación del Campeonato del Mundo de Rallyes -WRC- en 1973, 16 finlandeses han sumado 194 victorias y 8 de ellos han sido campeones, totalizando 16 títulos. Nombres como Juha Kankkunen, Tommi Mäkinen, Marcus Grönholm, Markku Alén, Ari Vatanen, Timo Salonen o Hannu Mikkola son auténticas leyendas de las carreras, dignos herederos de los pioneros Osmo Kalpala, Timo Mäkinen, Rauno Aaltonen, Simo Lampinen o Pauli Toivonen, quienes ya arrasaban en los rallyes de los años cincuenta y sesenta.

Todos ellos tienen en común el haber obtenido el cetro más preciado, en casa, en el Rallye de Finlandia, creado en 1951 con el nombre de 1000 Lagos. En las rapidísimas pistas forestales cercanas a la ciudad de Jyväskylä, jalonadas con infinitos saltos, solo cedieron el triunfo a sus vecinos suecos en 1957, 1971 y 1989, siendo un territorio en el que los pilotos latinos ni siquiera se atrevían a competir. Todo esto cambió el 26 de agosto de 1990, cuando Vatanen se quedó a 19 segundos de doblegar a Carlos Sainz, quien asombró al mundo con la más prestigiosa de sus 26 conquistas en el WRC, uno de los grandes hitos de la historia del campeonato.

Desde que Esapekka Lappi se impusiera en 2017, los fineses han visto como los triunfos se los llevaban un estonio (Ott Tänak en tres ocasiones) y un galés (Elfyn Evans en otras dos). Este año todo estaba de cara para que el nuevo ídolo local, Kalle Rovanperä, por fin rompiera su maleficio de accidentes en casa y añadiera a sus dos títulos de campeón del mundo y 14 rallyes ganados el triunfo más perseguido. Sin embargo, otra salida de pista tras impactar con una piedra le apartó del pódium con solo 9 kilómetros por delante, frustrando a su entregada afición y cediendo el triunfo al francés Sébastien Ogier. 

Precisamente es Francia la única nación que discute el cetro de los rallyes a Finlandia, con sus 18 campeonatos y 208 victorias, aunque nada menos que 17 títulos se los han repartido entre Sébastien Loeb y el propio Ogier, así como 141 de los rallyes ganados, en un país que multiplica por trece la población finesa y que está respaldado por una potente industria automovilística.

Presenciar el antiguo 1000 Lagos es algo inigualable, pues nada es como en otros rallyes. Velocidades medias por encima de los 130 km/h, saltos encadenados de hasta 60 metros de longitud, coches a fondo constantemente o derrapadas interminables en medio de los bosques, sorprenden tanto como la organización finlandesa. 

Frente a las restricciones para el público, aquí todo está preparado para poder disfrutar del espectáculo en primera línea, sin absurdas prohibiciones a pesar de la masiva asistencia de espectadores. El control organizativo lo ejercen cientos de educados voluntarios, sin presencia policial, pues todo el mundo respeta y obedece sus amables indicaciones, no cuestionándolas, justo al revés de lo que desgraciadamente ocurre al sur de Europa. En eso, los Suomis también son los mejores, por algo es la carrera con más presencias en la historia del WRC.