Fue Man Ray, el famoso fotógrafo surrealista, quien acuñó la frase “violín de Ingres” para destacar aquellos escritores que por afición cultivan otro arte para enriquecer su literatura.
Man, quien vivió en París en los años 20, tomó el cuadro “Bañista” del pintor francés Jean Auguste Dominique Ingres, le tomó una fotografía, y luego, en la espalda de la mujer, dibujó con tinta china, las dos efes que tiene el violín en su caja de resonancia.
El fotógrafo estadounidense pintó las efes para celebrar la pasión erótica que sentía por la música.
A partir de esta fotografía, el concepto “violín de Ingres” se utiliza para destacar a aquellos escritores que, además de su oficio, mantienen otra afición artística, como la fotografía, la música o la pintura.
En España, Federico García Lorca es popular no sólo por su poesía y sus obras de teatro, sino también por sus dibujos. Rafael Alberti no sólo fue reconocido por su honda poesía, sino también por sus pinturas.
En Francia aún se escuchan los acordes del jazz, interpretados por la trompeta del escritor Boris Vian. En Estados Unidos continúan subastándose las acuarelas de Henry Miller. En Colombia, son célebres las pinturas de Héctor Rojas Herazo, Behnur Sánchez, Jorge Marel, y Gustavo Tatis.
Hoy, quiero destacar aquí a dos escritoras, que a lo largo de su vida, se han dejado tocar por la magia de la fotografía: me refiero a Lidia Corcione y Gloria Nistal.
Los padres de Lidia, quienes eran italianos, entraron al país por Puerto Colombia, tomaron un barco por el río Magdalena, y se instalaron en la población ribereña de El Banco. Allí comenzaron su actividad comercial que les permitió dejar atrás un período de tribulaciones, durante la época de Mussolini.
Los negocios de la familia Corcioni-Crescini aumentaron, y la familia, después de navegar durante años por el río, se instaló en Cartagena de Indias.
Allí nació la escritora Lidia Corcione, que influenciada por el esplendor de Cartagena, comenzó a tomar fotografías de paisajes marinos.
Gloria Nistal es una escritora madrileña, que desde muy joven, se ha dedicado a viajar por el mundo.
La escritora y artista visual, quien conoce más de treinta y cinco países de África y América latina, viaja con una cámara fotográfica terciada a su cuerpo, y a lo largo de su errancia, ha logrado captar las impactantes imágenes de las poblaciones más pobres y vulnerables del mundo.
Para Gloria Nistal, el viaje es salirse de sí para ir en busca del otro. Es una escritora curiosa, que a partir de su nomadismo por dos continentes, ha logrado captar el corazón de los pueblos ancestrales.
Lidia Corcione y Gloria Nistal son nuestras escritoras tocadas por el halo luminoso del violín de Ingres.
