Novela por entregas

¡CHIHUAHUA! Entrega XLI

portada chihuahua  -Miguel Mosquera Paans
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Beny se sentía tan subyugado por el descubrimiento de esta fe como por las revelaciones propuestas por su hermano.

—Pero, habrá que matar a alguien, supongo —le interrumpió Poncho retórico—. Por lo que he escuchado hay que hacerlo como ofrenda.

El narco se apresuró a corregir al neófito. Las oblaciones podían ser de diversa índole, pero nunca con derramamiento de sangre. De hecho la liturgia exigía un enorme respeto por la vida. Tal es así que, sí veneraban a la muerte, era por considerarla tan implacable como poderosa, igual que portadora de tan pesada carga. 

La Santa Muerte sólo pedía el mismo miramiento que se tuviera por un amigo: hablarle en voz alta, tomar tequila con ella o compartir unos simples pasteles. Acaso una dádiva o un sencillo voto que se pudiera cumplir, como el compromiso personal de perdonar y hacer las paces con un familiar o dejar un determinado hábito nocivo.

—Pero entonces, ¿por qué la relacionan con el crimen organizado? —inquirió el aprendiz arrebatado de un interés creciente por aquella devoción—. Hay voces que la vinculan con el asesinato de maquiladoras.

Chavo enfatizó que tales rumores eran simples bulos de ignorantes particularmente interesados como evangelistas, pentecostales, católicos y otros similares, conjurados contra la Santa porque en su estrechez de miras la abominaban por su nombre sin haber profundizado en la doctrina. 

Cierto que por ejemplo él no era trigo limpio, pero eso no desvirtuaba ni un ápice el dogma. El único nexo que la relacionaba con las drogas era que todos los que participaban de aquel negocio exponían su pellejo a diario, tanto en conflictos entre los distintos cárteles como con las autoridades. La vida de un narco era tan arriesgada como endeble y la Santa Muerte les procuraba protección al invocarla, o al menos ésa era la más frecuente petición hecha en público. 

Luego sobrevendría la crisis de los noventa, castigando severamente a la población mexica entre la que había ganado numerosos adeptos. Excluidos sociales a los que, reducidos a colonias marginales, las autoridades civiles y eclesiásticas se apresuraron a descalificar argumentando que sólo era venerada por delincuentes. 

El ágape transcurrió bajo una amena conversación en la que el catecúmeno tomaba buena nota de cuanto se perfilaba como la nueva fe, dando sentido definitivo a su existencia. Al llegar a la sobremesa ya era noche. Chavo se excusó ante el anfitrión. Estaba fatigado y al amanecer partiría en viaje de negocios más allá del Río Bravo. Necesitaba descansar, tanto para estar fresco a la mañana siguiente como para pasar antes a hacer una ofrenda a la Santísima.

Pero había algo que aún desasosegaba a Beny: su madre, o mejor dicho su cadáver, y por supuesto el punto en que se hallaba la investigación policial. Titubeando preguntó a su hermanastro sin obtener una respuesta demasiado clara ya que, si al parecer Chavo efectivamente cursara la oportuna denuncia, hacía demasiado tiempo que Lupe lo había repudiado al enterarse de cuál era el origen de sus ingresos. 

Por otro lado el púcher había considerado prudente tomar distancia de su progenitora para evitar los continuos reproches que, en boca de cualquier otra mujer, le hubieran supuesto una estancia gratuita en Samalayuca a dos metros bajo tierra, con calefacción y vistas a las dunas. De modo que, tanto por su bien como el de ella, para sortear el disgusto de un nefasto accidente ante el mínimo descuido durante una amistosa charla en que la coca lo espabilara de más, hacía ya bastante tiempo que se había alejado lo suficiente como para que cada cual viviera su propia vida sin pisarse mutuamente al bailar.

El criollo discurrió que, desconociendo Chavo su verdadera identidad, si el propio hijo de Lupe no daba muestras de importarle demasiado y sopesando quien acudió a las autoridades tras la desaparición, menos aún debía preocuparse él, amparado además por lo que en muchos aspectos, en términos prácticos constituía la inmunidad de los Montero.

Agradecido, Poncho se despidió de su hermano arrancándole la promesa de que volverían a compartir mantel para rematar tan santísima charla. Después de que el malhechor se marchara el anfitrión también se acostó, al día siguiente madrugaría para ir a una biblioteca donde documentarse todo lo posible sobre el tema.

* * * * *

Con el amanecer Poncho despertó renovado. Antes de acostarse se había travestido, deleitándose con la certeza de no haberse convertido en maricón. Se excitaba con la sola idea que el doctor Buendía propusiera al respecto, reconociéndose más macho que nunca, lo que le supuso alcanzar una auténtica espermatorrea mental rayana con el éxtasis místico.

Previendo que pasaría toda la mañana consultando importantes documentos desayunó fuerte, marchando luego a la biblioteca pública más cercana en busca de todo conocimiento sobre el nuevo credo recién revelado.

Nada más entrar, una bibliotecaria seca y amargada lo mandó callar al dar los buenos días a pesar de haber susurrando, consciente del lugar donde estaba. El indiano permaneció unos segundos aturdido. ¿Por qué le ordenaba quedar en silencio si apenas había saludado con un murmullo? En tales circunstancias quedaba claro que tendría dificultades para comunicarse con la responsable de documentación, optando por orientarse por su cuenta.

Ciertamente no halló información tan profusa como esperaba. Si acaso el boletín nº 87/05 de la Dirección General de Asociaciones Religiosas, haciendo pública la resolución de cinco procedimientos administrativos por transgredir la Ley de Asociaciones Religiosas y Culto Público, cancelando el registro constitutivo a la Iglesia Católica Tradicional Mex-USA, Misioneros del Sagrado Corazón y San Felipe Jesús, por “desviar gravemente los fines establecidos en sus estatutos, los cuales señalan que el objeto de la citada asociación consiste en conservar la liturgia de la Santa Misa Tridentina, infringiendo el Artículo 29 fracción VII de la citada ley, el cual establece como infracción desviar los fines de la asociación, de tal manera que pierdan o menoscaben su naturaleza”.

 

Continuará...

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